Las dudas sobre la legalidad de devolver las tasas a los hosteleros y al pequeño comercio de los meses previos al estado de alarma mantiene en vilo a los empresarios locales, que ven peligrar la viabilidad de muchos de sus negocios en otoño sin haber recuperarado antes lo pagado por terrazas, basura, agua y alcantarillado entre enero y marzo, unas tasas que el Ayuntamiento pretende devolverles, pero que aún no sabe cuándo ni cómo. "Sin que nos devuelvan esas tasas, nuestra supervivencia es complicada", apunta Celso Suárez, del restaurante El Mercante, en Cimadevilla.
Los pequeños empresarios de la hostelería y el comercio perciben en líneas generales la "buena voluntad" del gobierno local, pero la incertidumbre les está agobiando, a pesar de que ahora en verano sus establecimientos funcionan a buen ritmo. "Ahora la gente en verano está muy alegre, pero en septiembre se notará? entonces si nos exoneran, bienvenida sea la ayuda", valora, por su parte, Alejandro López, al frente del café Mepiachi, el Cafetón y Nani&Co. En su caso ve crucial agilizar la solución al problema de la retroactividad del cobro de las tasas, una medida que defiende el gobierno local y que pone en duda la interventora general del Ayuntamiento. Alejandro López reconoce además, que pese a afrontar la situación desde una posición más cómoda que otros hosteleros de menor tamaño, las terrazas le están "salvando el negocio". El hostelero gijonés, asegura, ha tenido más carta blanca con las tasas de las terrazas, pero nunca ha dejado de pagar por recogida de basuras y agua, ni siquiera en los meses de confinamiento. "Algún compañero devolvió el recibo sin pagar, pero luego se dio cuenta de que tenía que seguir cumpliendo con las mensualidades". Desde el gobierno local, sin embargo, garantizan que los hosteleros y comerciantes ya están exentos de pagar.
El problema es el mismo en la zona del Carmen, donde prácticamente viven de las mesas que tienen a las puertas del local. "La terraza sí está llena, pero es complementaria. Lo que se nota es dentro, no hay movimiento y se nota a la gente con miedo", describe Giannina Pirvu,de la Bohème. Su negocio ha reducido las ventas al 50%, también ha seguido pagando las tasas condonadas estos meses y vaticina que "muchos locales echarán el cierre en septiembre, porque Gijón a partir de otoño muere". "Toda ayuda es poca", recuerda. No obstante, mantiene un voto de confianza en el gobierno municipal: "Veo buena voluntad por su parte, cada poco hay reuniones con la asociación de hostelería OTEA".
Celso Suárez, por su parte, del tradicional Mercante del barrio Cimadevilla, se lamenta por los efectos de los meses que cerraron y urge a encontrar una solución rápida para que ese dinero abonado entre enero y marzo suponga un balón de oxígeno a la caja. "Han sido dos meses en los que hemos tenido los mismos gastos que si hubiésemos estado abiertos. Sin que nos devuelvan esas tasas, nuestra supervivencia es complicada", advierte.
Las tasas en cuestión no solo afectan a comerciantes y hosteleros de la ciudad. Los autónomos que se instalan en el Mercado Ecológico, el Rastro o en los puestos del mercado de La Camocha también están con la soga al cuello y esperan una pronta solución para despejar de dudas su camino. "A nosotros nos llamaron en marzo, ya recluidos en casa, para decirnos que quedábamos exentos de ocupación del suelo público", asegura Javier Ruiz-Cuevas. "Estamos agradecidos por toda la ayuda recibida en estos momentos de incertidumbre", añande.
Desde las filas hosteleras y comerciantes albergan esperanzas de que la medida de condonación salga adelante, siendo sobre todo conscientes del negocio y puestos de trabajo que sus sectores generan en Gijón y en Asturias. El compromiso está ahí y se pretende que en el Pleno de julio -el próximo miércoles- o en el de agosto. Cuanto antes mejor, coinciden los afectados.
