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JAVIER CERCAS | PREMIO PLANETA 2019 CON "TERRA ALTA"

"En un mundo feliz no habría novelas"

"No saldremos de esta más solidarios, podríamos aprender muchas cosas pero no lo haremos"

Javier Cercas, ayer. JULIÁN RUS

Javier Cercas (Cáceres, 1962) fue Premio Planeta 2019 con su obra "Terra Alta". Escritor, licenciado en filología hispánica y profesor de literatura en la Universidad de Gerona, es el autor de otros éxitos como "Soldados de Salamina" o la novela periodística "Anatomía de un instante" sobre el 23 F. Ayer habló en la "Semana negra" del presente y el futuro, la realidad y las expectativas.

- ¿Ha sido fructífero el confinamiento?

-He seguido con la segunda parte de "Terra Alta", que me he dado cuenta de que es una misma novela en varias partes. Cuando acabo una novela lo primero que intento es olvidarme de ella, pero esta vez no he sido capaz, se me ha impuesto de manera natural: sentía que tenía que continuar, y es un experimento que ha encantado aunque ha sido muy difícil porque nunca he hecho una cosa parecida. Me ha obligado a hablar de cosas distintas y me he enamorado sobre todo del personaje principal. Va a haber una segunda parte seguro, el protagonista lo estaba pidiendo a gritos.

- ¿Ha sido difícil cambiar de registro?

-Yo venía de hacer otro tipo de literatura y este libro sale de un intento de renovación personal. Cuando terminé el último libro sentí que había llegado al fin de un camino y que corría el peor riesgo que puede correr un escritor: acabar imitándose a sí mismo. El proceso ha sido largo, tardé mucho pero los azares se dieron y encontré una nueva forma. Que en el fondo no lo es tanto, porque aunque es un libro radicalmente distinto a los anteriores también es radicalmente fiel a ellos: hay temas y formas que persisten. El esquema policial es el de todos mis libros; hay un enigma y alguien que quiere resolverlo. La diferencia es que en este hay un policía y un crimen en la primera página. Además me encanta que desconcierte a mis lectores encontrarse con algo así.

- ¿Cómo saldremos de esta crisis? ¿Volveremos a ser los que éramos?

-No vamos a cambiar. Seguiremos siendo los mismos botarates que siempre. Las pandemias han ocurrido siempre y con consecuencias muchísimo más letales. Y siempre hemos salido igual, ni más solidarios ni nada, la gente no sabe lo que dice. Podríamos aprender muchas cosas de lo malo, tanto políticas como personales, pero no vamos a aprender nada. Yo espero que no obstante que de esta crisis salgamos mejor que de la del 2008, porque hace poco que ocurrió y algunos de los líderes de entonces siguen en el poder. Y eso que Nadia Calviño no ha sido elegida para presidir el Eurogrupo, algo que me parecía importantísimo.

- ¿Pintamos poco para Europa?

-Pintamos más de lo que creemos, aunque debería pintar más. Debemos colocarnos donde debemos estar, aunque somos del sur somos la cuarta economía de Europa.

- ¿Cómo valora la gestión de la situación actual?

-Mi esperanza es que sea letal para el nacional populismo surgido en 2008 en el occidente, del mismo modo que la crisis del 29 provocó el surgimiento del fascismo en Europa. En 2008 se consolidó ese fenómeno cuya cara más visible es Trump, pero también está el Brexit, está Cataluña, Salvini, Bolsonaro... Lo mejor que podría pasar es que la crisis acabara con alguno de estos líderes. Ojalá eso ocurra, aunque lo único que tenemos es incertidumbre; nadie sabe nada. Nunca ha existido algo como esto: medio mundo encerrado en casa, ahora la otra mitad y todo parado. Ni economistas ni epidemiólogos saben lo que va a pasar, las consecuencias económicas se empezarán a saber en otoño, y no dependen del gobierno español sino muy esencialmente de lo que ocurra en Europa. Y a ver si de una puñetera vez los países llamados frugales, aunque habría que llamarlos tacaños, como Holanda, Irlanda, Luxemburgo... entienden que ellos se benefician muchísimo de la Unión Europea cuando van bien. Pero cuando van mal, a los demás no les vamos a pagar. Son insolidarios y profundamente desleales.

- ¿Le parece insolidario el Rey Juan Carlos?

-Hay que ser muy precisos sobre eso. La constitución dice que el Rey es inviolable políticamente, pero personalmente es obvio que ni él ni nadie puede ir pegando tiros por la calle ni cobrando comisiones ilegales. Ya la constitución lo dice. Y si tiene que quedar más claro, pues que se cambie. Y se ha acabado la discusión.

- ¿Se ha acabado en Cataluña?

-Como todos los temas está aletargado, pero no está acabado ni muchísimo menos. Volverá con absoluta seguridad. No sé cómo lo hará, porque el Procés estalló y se acabó en 2017, entendido como choque frontal contra el estado democrático español. Ahora estamos en otra fase estratégica, con gente que no tiene más remedio que intentar "montar un pollo de cojones", como dijo Puigdemont. Eso sigue ahí, la pregunta es si todos los españoles queremos arreglar esto o no. Y para ello hará falta trabajar mucho. Y no olvidemos que estamos hablando de una minoría que ha violado la democracia en nombre de la democracia. Hay demasiado dinero en juego como para que esto cambie.

- Ya que eso no cambia, ¿cambiará la literatura después de esta pandemia?

-Directamente no, indirectamente sí. Las pandemias que hemos pasado no han dejado apenas rastros literarios directos. No es nada si lo comparamos con las huellas que dejaron por ejemplo las guerras mundiales. Esto no es épico. Ahora bien, indirectamente habrá cambios, porque a menudo lo que es bueno para vida es malo para la literatura. En un mundo feliz no habría novelas. La literatura se alimenta del conflicto, de las crisis, del dolor, de lo malo. Los novelistas somos un poco carroñeros. En el mejor de los casos somos como los alquimistas: los mejores escritores son los capaces de transformar lo malo en belleza. Y por eso la literatura es útil, me he dado cuenta con el paso del tiempo. Siempre y cuando no pretenda serlo, porque entonces es cuando pasa a ser propaganda.

- ¿Qué le impacta de la literatura actual?

-El gran movimiento de literatura escrita por mujeres. Es una ola que hace tiempo que se viene produciendo y que es constante, muchas mujeres están sacando cosas muy buenas y con continuidad. Es una floración indudable en los últimos años, y es algo realmente nuevo. Se están dando pasos muy importantes en igualdad y por eso hay que defenderla bien. Es algo que me preocupa mucho. Una buena causa mal defendida es una mala causa.

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