Las labores de control de palomas en Gijón han quedado suspendidas gracias a que el número de ejemplares en la ciudad no supera los 1.500 ejemplares y también a la espera de que se encuentre otra forma de hacerlo que la realizada hasta el momento, que consiste en la captura masiva y sacrificio de estas aves y que provocó numerosas quejas recientemente. El Ayuntamiento descarta que exista superpoblación -en 2005 había más de 5.000 palomas en la ciudad- ni tampoco bandos superiores a los cien individuos, aunque reconoce el exceso y las molestias que causan estos animales en las proximidades de las terrazas hosteleras.
El control de la población de palomas ha resultado efectivo en los últimos años, pese a que se trata de unas aves que se reproducen con alta facilidad. Desde 2006 hasta este año se han capturado 9.535 palomas en la ciudad, 128 de ellas en 2020. No obstante, muchos ciudadanos son testigos a diario de las molestias que, junto a las gaviotas, ocasionan en zonas de hostelería en busca de comida. Nada ayudan quienes encima les dan de comer.
La forma de capturarlas para garantizar su control -ayuda a detectar los ejemplares enfermos- provocó quejas de ciertos colectivos, porque para ellos se las atrapa con una red antes de sacrificarlas. Es por ello que el Ayuntamiento busca otras fórmulas, como la propuesta animalista de utilizar un producto esterilizante con dispensadores. Eso implicaría, según un estudio ideado para 450 individuos, de 24.400 euros, cuando el coste anual de las actuales campañas es de 3.000 euros. Además, la Sociedad Española de Ornitología, explican desde el Ayuntamiento, desaconseja y cuestiona este método de control.
