Largas hileras de coches, confusión y feroces críticas vecinales. Ese es el saldo que dejan las primeras retenciones en el paseo del Muro por el inicio de las obras para cortar definitivamente tres de sus cuatro carriles al tráfico de vehículos. La reforma implicará trasladar el actual carril bici, que saltará la mediana, y ya nace a la altura de la calle Eladio Carreño. Y dejar los dos más próximos a la playa para los peatones. Con ello, los vehículos ya solo cuentan con un carril para atravesar la gran arteria que conecta el centro con la zona este. "Nunca hemos visto un caos similar", apuntaban ayer los comerciantes de la zona, ante las retenciones que se produjeron durante toda la jornada. La reforma también cuenta con defensores, sobre todo, ciclistas y peatones. "El Muro se había quedado pequeño para lo que es: un lugar de esparcimiento público", concretan.

Al tener solo un carril, las retenciones en la avenida de Rufo García Rendueles se producen sobre todo por imprevistos, como un coche mal estacionado o la intervención de algún vehículo de emergencias. El final de la vía, junto a la avenida de Castilla, es uno de los puntos más calientes. Hace dos días, un camión de bomberos generó un embotellamiento al ir a revisar una fachada en mal estado en el número 16 de la calle Marqués de Urquijo. Muy cerca de ese lugar, Eduardo Fernández trabaja en un estanco desde hace 30 años, 15 como empleado y otros 15 como dueño. "Nunca vi un caos circulatorio como el de ahora", apunta. El comerciante recoge firmas para la plataforma Stopmuro, un colectivo ciudadano que pide que la avenida Rufo García Rendueles regrese al estado previo a la pandemia y que organizará varias movilizaciones para lograr su objetivo. La primera será el lunes, a las 13.00 horas, en la plaza Mayor. "Gijón no es Madrid. Esta obra no tiene ningún sentido", añade Fernández.

No es el único que alza la voz. Rodrigo Boix es el dueño de una conocida cafetería. Critica al gobierno local por haber iniciado las obras en agosto. "Es maltratar al turismo", cuenta. "En ninguna ciudad de España se haría así y menos con la que nos ha caído encima", razona. Claudia Pasos es la dueña de otro bar del paseo. Las obras tampoco le convencen. "Que pongan un carril bici no tiene sentido. Deberían dejarnos poner a nosotros terrazas", dice.

Algunos paseantes sí aplauden la reforma. Jesús Martínez es un habitual del paseo del Muro. "Se nos ha quedado pequeño", reflexiona este gijonés que camina por motivos de salud. "Soy conductor, pero me parece perfecto. Por mí, lo peatonalizaría entero", cuenta. La misma opinión ofrece José Antonio Alonso, que, a sus casi 100 años, camina a buen ritmo por el tercer carril, el que será para bicis. "Es positivo, cuantos menos coches mejor", afirma. Los ciclistas también aplauden las medidas, si bien, algunos recelan de que el nuevo carril bici vaya a volver a discurrir a la vera del tráfico rodado. "Para los niños va a seguir siendo peligroso", afirman Beatriz González y Rubén Fernández.