"Murió ahogado". Así de claro se mostró el hijo de Manuel Enrique L. F., de 60 años de edad y vecino de La Calzada, los datos que ponen nombre al cadáver que fue hallado en la tarde del pasado sábado en la rotonda entre las avenidas Príncipe de Asturias y Eduardo Castro, junto a la playa de El Arbeyal, causando una gran conmoción en el barrio. Sobre todo porque, aunque el levantamiento del cadáver se produjo en la tarde del sábado, el cuerpo llevaba allí desde el pasado jueves, a la intemperie. Un hecho que provocó si cabe más desconcierto entre los vecinos del lugar.

"El jueves nos dijo que salía de casa", rememoraba ayer el hijo de la víctima, "al ver que no volvía intenté buscarlo, pero no lo encontré". Sobre todo porque, enfatiza, el fallecido sufría una patología respiratoria previa -enfermedad pulmonar obstructiva crónica- y necesitaba de su medicación. "Me alarmé cuando vi que no volvía porque no llevaba su medicación encima, pero no pude poner la denuncia de su desaparición porque aún no había pasado el tiempo suficiente", se lamentaba en la tarde de ayer, visiblemente afectado por lo sucedido, junto a su casa, a apenas unos metros del lugar donde se encontró el cuerpo.

Las investigaciones policiales trabajaron desde un primer momento con la hipótesis de un fallecimiento por causas naturales, ya que no había signos de violencia en el cadáver. Además, según ha podido saber este periódico, sus pertenencias -una mochila con su cartera, tabaco e incluso restos de comida- aparecieron intactas, aunque desperdigadas, en el lugar de los hechos. También se encontró una botella de licor.

Pero, ¿cómo pudo pasar desapercibido un cadáver durante casi 48 horas? La explicación, aseguran vecinos de la zona, se debe a que en ese lugar habitualmente se sitúa gente a tomar el sol, con lo que el cuerpo, inmóvil y semidesnudo, pasó desapercibido para todos. También para los paseantes ya que, al encontrarse el cadáver en un pequeño badén del montículo que crea la rotonda, junto a un árbol, dificultaba más incluso la visión.

La voz de alarma la dio finalmente un vecino de un bloque de pisos situado frente a la rotonda. Fue el jueves por la noche cuando vio por primera vez al hombre en la rotonda. El sábado por la mañana volvió a fijarse en el cuerpo y fue entonces cuando se alarmó. Con unos prismáticos, el vecino pudo comprobar cómo el cuerpo se encontraba inmóvil, boca arriba y semidesnudo, con lo que llamó rápidamente a la Policía.

En el lugar de los hechos se personaron varias patrullas de Policía Local y Nacional, además de servicios de emergencias. La situación provocó un gran revuelo entre los vecinos: "Al enterarnos, quedamos asustados", remarcan.