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JORGE CABAL FERNÁNDEZ | PÁRROCO DE SAN LORENZO

"El coronavirus nos ha enseñado que no podemos controlarlo todo"

"Hay que hacer que la presencia de la Iglesia en Gijón sea significativa y que su propuesta sea acorde con los tiempos"

Jorge Cabal, en la parroquia de San Lorenzo. JULIÁN RUS

Jorge Cabal Fernández (Oviedo, 1976) cumplirá en septiembre un año al frente de la parroquia de San Lorenzo, una de las más grandes de Asturias, en un periplo en el que le tocó gestionar la crisis del coronavirus. Relevó a Herminio González Llaca, fallecido en mayo de 2019 a los 62 años. Cabal Fernández es el vicario episcopal de Gijón-Oriente. Además del arciprestazgo gijonés, se encarga de los de Villaviciosa, Llanes y Covadonga. Hoy celebra su primera misa por la festividad de San Lorenzo. Desea que sea la primera de muchas.

-Le falta un mes para cumplir un año como párroco de San Lorenzo. ¿Qué balance hace de estos meses?

-Positiva, primero por el recibimiento y segundo por la colaboración que tantas personas me están prestando. Hay disponibilidad y serenidad a la hora de colaborar.

-¿Cómo ha gestionado el coronavirus?

-El virus ha trastocado nuestras agendas y nuestros planes. La parroquia ha estado a la altura de lo que se esperaba. Los cristianos de este templo siempre han estado disponibles para ayudar y sostener la parroquia de otra manera, en el confinamiento y después. Tienen mi gratitud.

-¿Qué lección extrae del virus?

-Lo vulnerable que es la vida humana. Pensamos que podemos controlarlo todo. Hemos comprendido que no. La vida tiene sus misterios y hay realidades que escapan a nuestro control.

-¿Alguna más?

-Sí, nos ha hecho ver lo importante que es estar unidos para encontrar solución a los problemas. La unidad de las personas, instituciones y de las realidades siempre son una fuerza poderosa para encontrar solución a la pandemia y a tantos otros problemas.

-No son pocos.

-Estamos hablando también de la economía, de la vida familiar, de las economías domésticas... Muchas realidades complejas que también conviven con el virus y también son importantes.

-¿Qué papel debe jugar la Iglesia católica en una crisis que va a ser global?

-La Iglesia, incluso durante el confinamiento, ha estado ahí. No ha dejado de llevar su misión. Hemos estado cerca de las personas y de sus problemas para tratar de aliviar su sufrimiento. La Iglesia siempre ha tenido las puertas abiertas, aunque los templos estuvieran cerrados. La Iglesia es experta en humanidad y nuestra misión es acercarnos a las personas y sus problemas, que no falte lo básico.

-¿Qué es lo básico?

-Lo esencial es el trabajo, el alimento, la vivienda y, sobre todo, que las personas tengan vida por dentro. Para ser felices necesitamos no solo lo que alimenta el cuerpo. También necesitamos el sentido de la vida. Hay que cuidar alma y cuerpo.

- Como vicario episcopal coordina los arciprestazgos de Gijón, Covadonga, Llanes y Villaviciosa. ¿Cuál es su reto?

-Hay tres retos. El primero, aumentar el número de sacerdotes. Hay escasez. El segundo, el mundo rural asturiano que se está despoblando a pasos agigantados y el número de parroquias atendidas por un solo sacerdote a la vez está aumentando. El tercero, la evangelización de las tres grandes ciudades (Oviedo, Gijón y Avilés). En Gijón, en concreto, el trabajo en comunión, hacer que la presencia de la Iglesia en la ciudad sea significativa y que su propuesta sea acorde con los tiempos.

-¿A qué se refiere?

-A que hay que conocer cómo es y cómo vive la gente. Debemos salir al paso de su vida. Encontrarnos con ellos en su vida. El Evangelio sigue siendo vigente y sigue estando presente en la vida de tantos que puede hacernos mejores.

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