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La familia gijonesa de una chica 10

"Estoy más tranquila", dice una paraguaya de expediente brillante que ha sido becada por el matrimonio que dirige la Fundación Sara López Falcón

Por la izquierda, Adhis Esther Molinas y Charo Falcón, en el Puerto Deportivo. JULIÁN RUS

Con un expediente brillante y una disciplina férrea como estudiante de instituto, a Adhis Esther Molinas le comentaron el año pasado por estas fechas que una entidad gijonesa se ofrecía a becar a alumnos que, como ella, estuviesen a punto de empezar una carrera y buscasen recursos económicos y de apoyo para dar el salto a la Universidad. Ahora, esta joven paraguaya afincada desde niña en Asturias cursa Lenguas Modernas en Oviedo, y sus "padrinos" de la Fundación Sara López Falcón acaban de cerrar el plazo de solicitud para becar a un segundo estudiante brillante. "Ella será ahora la madrina de los demás, la alumna que el resto de estudiantes tomarán como referente", presume Charo Falcón, impulsora de la fundación.

Molinas sigue siendo una alumna de sobresaliente y está especialmente interesada en la literatura francesa y el cine italiano. Explica sentirse "más tranquila" sabiendo que puede centrarse en sus estudios, porque hasta que no conoció a la entidad creyó que tendría que trabajar por las tardes para pagarse la matrícula: "Así me puedo centrar". La Fundación Sara López Falcón es una entidad sin ánimo de lucro nacida hace poco más de un año. El nombre del grupo lleva, como homenaje, el de la hija de Charo Falcón y Juan Antonio López, el matrimonio gijonés que lo fundó.

La joven falleció de forma repentina el pasado 2013 y, según cuenta la pareja, dejó a sus espaldas un legado de esfuerzo y disciplina por sus estudios que sus padres quieren, ahora, fomentar en otros universitarios. López tenía 30 matrículas de honor y 12 sobresalientes en su carrera, y según Falcón, parte de esos logros se debieron al carácter "brillante" de la joven, sí, pero también a que el apoyo de sus padres le había servido siempre como garantía y tranquilidad. "Siempre estuvimos ahí cuando surgía algún momento duro en los estudios y nos dimos cuenta de que muchos otros alumnos igual de inteligentes que Sara no tenían ese apoyo", aclara la madre. Así surgió la idea de crear la fundación y el sistema de becas, una ayuda que para el matrimonio va mucho más allá de una simple dotación económica. "Nuestra idea es acompañar a Adhis y al resto de estudiantes en todo lo que necesiten, también en encontrar un trabajo, para que puedan ser independientes", aclara.

Con este trabajo solidario, además, el matrimonio también cree estar rindiendo homenaje al ejemplo que considera que les dejó la joven. "Cuando falleció, nuestra vida se quedó rota y no sabíamos cómo darle sentido a todo eso que estábamos viviendo. Costó mucho, porque nos quedamos sin energías, pero vimos que todo lo que ella nos había dado no podía quedarse en nada, que teníamos que buscar la forma de ayudar a otros chicos como ella", aclara la pareja, que incide en lo "triste" que es que se haya "normalizado" que muchos jóvenes brillantes tengan que aunar sus estudios con trabajos temporales. "El trabajo de Adhis ahora mismo es estudiar, y es obvio que no puedes dar todo tu potencial si tienes que estar pendiente de otras cosas. No es justo que gente con tanto talento no pueda explotarlo del todo", matiza Falcón, que añade: "Al final con eso lo que hacemos es que alumnos de 10, por tener que trabajar, se conformen con un 5. Es desperdiciar talento. No todos tienen la suerte de tener a unos padres que se puedan permitir darle un apoyo real. Eso hicimos nosotros con nuestra hija y eso queremos hacer ahora con la fundación".

Y a Molinas, que acaba de estrenar su mayoría de edad, le va estupendamente. Este primer año de Universidad lo ha vivido con algo de nervios, porque tenía interés en apuntarse a algún grupo o taller que le parecían interesantes, pero no dio el paso por si los estudios le robaban más tiempo del previsto. Asegura, sin embargo, estar "muy contenta" con la carrera elegida y "muy agradecida" con la ayuda del matrimonio López Falcón. "Este primer curso quise hacerlo todo muy bien y estuve muy centrada. De todas formas, mis intereses, por suerte, ya están incluidos en la carrera. Me gustan los autores franceses y las películas italianas y eso lo voy a estudiar en la propia carrera, no tendré que buscar información fuera. Creo que elegí bien", agradece. Todavía no tiene claro a qué dedicará su trayectoria laboral -de momento no descarta incluso hacer un máster de docencia-, pero se siente "más tranquila" sabiendo que, en caso de duda, podrá recurrir al matrimonio gijonés. "Yo no sabía que podía optar a algo así; tuve mucha suerte", aplaude.

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