A los 81 años de edad falleció ayer, en Gijón, el óptico Alfonso García Vaquero fundador de Ópticas Vaquero, que actualmente cuenta con cinco tiendas en la ciudad y 18 empleados. El especialista, que creó la empresa familiar en 1961, hace casi seis décadas, fue "un emprendedor", "gran profesional" y "consiguió todo a base de trabajo", tal y como destacaban ayer quienes más le conocieron. En el aspecto personal, todos remarcaban ayer su buen carácter: "Nunca tenía un mal gesto con nadie". Fue el primer presidente del colegio autonómico de Ópticos y Optometristas y llegó a organizar la convención nacional en Gijón en 1994.

Estudiante de Comercio, García Vaquero encontró sin embargo la vocación de la mano de su padrino, Fernando Villamil. En su óptica dio sus primeros pasos, aprendiendo el oficio. Un aprendizaje que complementó con sus estudios de Óptica de Anteojería en el instituto Daza de Valdés, en Madrid. Fue en el año 1961 cuando abrió las puertas de la primera de sus ópticas, en la calle Felipe Menéndez, en pleno barrio del Carmen. De ahí a la calle Donato Argüelles, en 1975. No fue hasta 1989 cuando abrió el segundo establecimiento, en la plaza de Europa. Tras ello llegaron los de La Calzada, Juan Alvargonzález y Menéndez Valdés.

En 1984, la empresa se incorporó a la Cooperativa Ópticos Asociados, que a la postre se convertiría en la actual Multiópticas, pasando a ser "la empresa líder en el mundo de la óptica en toda España". Sus hijos Alejandro y Alfonso se incorporaron a la empresa ocupando las direcciones técnicas y comerciales, respectivamente.

Ayer, Alfonso recordaba a su padre como "una persona muy perfeccionista" y que "le buscaba una lógica y coherencia a todo lo que hacía, en cualquier plano de la vida". Una forma de ser que hizo extensible al mundo laboral, donde lo quería "todo bien hecho y de máxima calidad".

Desde el punto de vista más personal, su hijo lo recuerda como "un auténtico señor, bondadoso, de buen carácter y trato cordial, que nunca tenía un mal gesto". García Vaquero era, igualmente, "muy amigo de sus amigos y se ganaba fácil el cariño de la gente". Además, indica, "disfrutaba de una buena conversación o una buena comida". Todo ello le hacían una persona "muy querida, humilde y trabajador, siempre disponible para los clientes o quien le necesitase". Su hijo Alfonso alababa ayer especialmente "todos los valores que me transmitió". Era, con todo, "una persona que trabajó por Gijón y sus ciudadanos".

Un gran profesional reconocido en el sector

Así lo recuerda también Fernando Álvarez Balbuena, compañero de profesión con el que compartió "muchos viajes y congresos". Para el optometrista gijonés afincado en Avilés, "era un compañero excelente y un gran profesional, muy reconocido y apreciado en el sector". También, y en lo que respecta al terreno más privado, "una persona excelente" y "muy emprendedor". "Estuvo hasta última hora trabajando, siempre estaba a disposición del Colegio para lo que le necesitase, ayudando en todo y sin poner dificultades", indicó.

Eduardo Quesada, que ejerce en Oviedo y es hijo de Guillermo Quesada, compañero del fallecido, asegura guardar "un muy buen recuerdo" de García Vaquero, "un muy buen profesional y muy buena persona, amigo de sus amigos, muy afable y simpático, que nunca tenía una mala palabra". En el Colegio de Ópticos y Optometristas de Asturias, su actual presidenta, María José Prado, remarcó que "siempre estuvo muy vinculado a la institución, con la que mantenía una relación muy buena", igual que con ella a nivel personal.

García Vaquero, que en su juventud había llegado a jugar en la Selección Asturiana de Fútbol e incluso a tocar en un grupo de música llamado "Los Comandos", será despedido hoy, a las 17.30 horas, en la iglesia parroquial de San José. Deja dos hijos -Alejandro y Alfonso-, tres nietas y demás familia.