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Cabueñes triplica sus puestos de UCI tras reformar una sala de reanimación

El área abrirá en semanas, permite conectar diez respiradores y deja al hospital con 37 camas de cuidados intensivos, 23 más que ahora

Uno de los nuevos puestos de reanimación del Hospital de Cabueñes.

Aunque de momento sigue como hospital libre de coronavirus, Cabueñes tendrá en pocas semanas una nueva sala de Reanimación con diez camas que, en caso de necesidad, podrían actuar como un servicio de UCI. La antigua zona de Despertar, ahora remodelada, ha visto modificada su estructura y cuenta con un servicio de monitorización central y conectores que permitirían instalar respiradores invasivos. Estos diez puestos se suman a los catorce que ya tenía el recinto en su UCI habitual y otros trece que se habilitaron durante las peores semanas del estado de alarma en un área del servicio de Cardiología. Así, el hospital gijonés afronta el otoño -cuando previsiblemente la afluencia de pacientes con virus respiratorios aumentará notablemente- con un total de 37 puestos de UCI, 23 más de lo habitual.

La reforma de esta sala, ubicada en la tercera planta y equipada hasta hace pocas semanas como un área de despertar -un paso intermedio tras una intervención quirúrgica con anestesia-, permite que las mismas diez camas cuenten ahora como un área de reanimación, que tiene la misma utilidad pero permite una vigilancia más estrecha del paciente.

El cambio, aunque justificado por la pandemia de coronavirus, será permanente. "Es un cambio para bien en cualquier caso. Si no hay rebrote, se podrá tener mayor capacidad anestésica y se podría ampliar la actividad quirúrgica en caso de necesidad y siempre que haya personal disponible para cubrir la sala", razona José Manuel Pello Fonseca, subdirector de Atención Sanitaria del área sanitaria gijonesa, que calcula que en pocas semanas ya puedan utilizar el servicio. Resultará especialmente ventajoso ahora, cuando Cabueñes, como el resto de hospitales de la región, están atajando el retraso en las listas de espera quirúrgicas por las intervenciones aplazadas durante la pandemia. El hospital, de hecho, mantendrá todo este mes -con buena parte de la plantilla de vacaciones- cirugías programadas también en horario de tarde.

La pandemia enseñó a la dirección del hospital la importancia de habilitar recursos "versátiles", según explicó Manuel Bayona, el gerente del centro sanitario. Cabueñes partía al inicio de la crisis con ciertas dificultades logísticas: el confinamiento pilló al hospital a las puertas de una ambiciosa ampliación ahora paralizada hasta nuevo aviso, por lo que los problemas habituales de espacio de un recurso que lleva años llenándose por las epidemias gripales tuvieron que subsanarse casi sobre la marcha para evitar que el virus les llevase al colapso. Al final, salvo días puntuales en los que las plantas de casos sospechosos sí rozaron el lleno, lo cierto es que Cabueñes nunca llegó a saturarse -acabó, de hecho, atendiendo a pacientes del área sanitaria III de Avilés- y ha aprovechado las circunstancias para modificar algunos males endémicos del centro.

El más importante, cuando ya había pasado el pico epidémico, fue eliminar las camas supletorias, que es como se denominaban a las camillas auxiliares que instalaban a un tercer paciente en habitaciones equipadas solo para dos, dejando al tercero sin armario ni mesilla. Su uso fue especialmente conflictivo durante el covid-19 porque con tres enfermos compartiendo espacio no se veían garantizadas las distancias de seguridad, sobre todo porque muchos enfermos, de edad avanzada, se quitaban a ratos su mascarilla o no se la ponían correctamente. También se amplió el área de Urgencias a parte de la planta baja, un cambio que cesará en pocas semanas, cuando termine otra de las reformas urgentes del centro que aprovechará del mismo servicio de Urgencias para habilitar circuitos separados. Se prevé que empiece a funcionar también en septiembre con 36 puestos en total, 15 más.

En cuanto a los cambios para el cuidado intensivo de pacientes graves, el centro ya había decidido duplicar al inicio de la pandemia sus espacios de UCI para poder tener un área "limpia" y otra "sucia", separando los pacientes graves con coronavirus de los aquejados por otras enfermedades. La UCI habitual se quedó como zona "sucia", y se aprovechó un área de Cardiología equipada para atender a enfermos con patologías graves para albergar ahí una "limpia" con 13 puestos. Ahora, con la nueva área de reanimación, habría otros 10.

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