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Cabueñes amplía los horarios de quirófano para recuperar las cirugías canceladas

La pandemia obligó a aplazar hasta tres de cada cuatro intervenciones en el Hospital l "Lo urgente se hizo en el momento", afirma la dirección

Vista del Hospital de Cabueñes. JULIÁN RUS

La pandemia por coronavirus obligó a cambiarlo casi todo, pero incluso cuando todo el país estaba encerrado en casa, una de las cosas que no pudo parar por completo fue la atención sanitaria urgente. El Hospital Universitario de Cabueñes, ahora que ya está prácticamente trabajando al mismo nivel que antes de la crisis, ya puede hacer balance, y su actividad en quirófano es un cronograma exacto a la evolución de la incidencia del virus. Su peor momento fue en abril, cuando el centro tuvo que cancelar el 75% de sus cirugías, una de cada cuatro. Fue el único con niveles tan altos. Cerró el mes de julio con solo un 2% menos de actividad y, de media, la pandemia obligó a aplazar dos de cada diez intervenciones. "Las que eran urgentes se hicieron todas, ahí no se notó nada, y ahora estamos recuperando el tiempo perdido para hacer todas las demás cuanto antes. Hemos ampliado horarios", asegura Manuel Bayona, gerente del hospital.

El hospital aplazó dos de cada diez intervenciones, pero todas ellas eran demorables y consideradas, en comparación, de menor urgencia. Según Bayona, se correspondieron a la actividad quirúrgica que se realiza en Cruz Roja, que facilita sus quirófanos cuando los de Cabueñes están completos. "En esos casos nuestros clínicos operan allí, y fue esa actividad la que bajó, porque Cruz Roja también ha sido un hospital covid y tuvo que suprimirlo absolutamente todo. Con ellos hacemos operaciones de ojos, otorrino, trauma y cirugía general, que son secciones fuertes. Ahí es donde estuvo la bajada", razona el gerente, que explica haber paliado esa demora con la ampliación del horario de cirugías también en el horario de tarde. "Se acentuaron de martes a viernes y siguen funcionando ahora, incluso en agosto, para recuperar el tiempo perdido. Cada servicio gestiona su propia lista de espera para ir programando", completa Bayona.

Las operaciones urgentes, cuya demora o derivación a otros centros podría haber atentado contra la supervivencia de parte de los enfermos, siguieron adelante. En el primer semestre de este año, entre enero y junio, Cabueñes realizó 873 operaciones de urgencia. Son, casualmente, exactamente las mismas que las realizadas en el mismo periodo el año pasado. "Eso no se podía aplazar y no se hizo", asegura el gerente. Hubo servicios, de hecho, que vieron incrementada su actividad en este apartado. Fue el caso de Cirugía General, que realizó esta primera mitad de año 40 intervenciones de urgencia más que el año anterior (353 en total) o Ginecología, con 20 operaciones más y 264 en total.

Aclara José Manuel Pello Fonseca, subdirector de Atención Sanitaria, que la prioridad en las citaciones las recibieron los pacientes oncológicos (una operación a tiempo es clave para su esperanza de vida) y pacientes que, pese a ingresar por una patología no urgente, requieren una cirugía a causa de su ingreso hospitalario. Fracturas de cadera e isquemias crónicas son dos ejemplos habituales en este perfil. Tras la desescalada, los quirófanos del hospital gijonés han vuelto a citar pacientes y funcionan ahora más de lo que habría sido habitual en un mes como agosto, en el que buena parte de la plantilla está de vacaciones y las cirugías suelen relegarse más a un segundo plano.

A partir de septiembre, y siempre dependiendo de la evolución de una pandemia que hasta ahora ha demostrado ser impredecible, Cabueñes tendrá que jugar con dos novedades que pueden contradecirse: seguir con una actividad quirúrgica al alza para no demorar sus listas de espera y, al mismo tiempo, vigilar que la ocupación del centro no sature al hospital ahora que se han suprimido las llamadas camas supletorias. Este tipo de camas, que traía de cabeza al personal, instalaba a un tercer paciente en habitaciones equipadas para solo dos, dejando al último sin mesita ni armario. Bayona logró suprimirlas en plena crisis por coronavirus acordando con Salud una derivación mayor de pacientes a Cruz Roja, que se quedará con buena parte de los ingresos de poco riesgo y larga duración. Esas camas, que llevaban años asentadas en el hospital, podrían quedarse aparcadas si la ampliación de Cruz Roja (un nuevo local de consultas externas a punto de terminar) logra ganar espacios para asumir tantos ingresos de poca urgencia como cirugías sencillas.

La factura exacta que pasó el covid-19 a las listas de espera quirúrgicas de todos los hospitales de Asturias es, de momento, un secreto. La consejería de Salud dejó de actualizar sus informes mensuales (en los que se informaba de forma detallada qué hospitales, cirugías, consultas y patologías tenían mayor tiempo de espera) el pasado mes de marzo y no ha vuelto a informar sobre ello. En Cabueñes, ahora, se sabe que la demora aumentó un 20% de media en el primer semestre, pero la información no está centralizada y no se puede comparar, por tanto, con el impacto de la pandemia en otros hospitales de Gijón y Asturias.

Cabe recordar que en la región existen plazos máximos de espera para patologías que se consideran urgentes. Fue un decreto del propio Principado aprobado a finales de 2018 con el que blindaba, entre otros aspectos, que una cirugía considerada prioritaria no pudiese demorarse durante más de seis meses. Los retrasos que comenzaron en marzo y no se hayan recuperado hasta ahora, por tanto, estarían vulnerando la ley. De ahí que abrir los quirófanos en horario de tarde (una medida que no suele cuajar con parte del entorno sindical, que suele pedir contratar a personal nuevo) sea, de momento, una de las pocas soluciones útiles.

Otro cambio que trajo la pandemia al Hospital de Cabueñes fue el funcionamiento de su servicio de Urgencias. Durante los meses de marzo y abril el propio personal reconocía, extrañado, el cese casi total de pacientes que acudían al servicio por patologías en absoluto urgentes, pero al mismo tiempo tenían (y tienen) que hacer frente a largos turnos de trabajo con equipos de protección y un alto nivel de estrés. Según aclaran desde gerencia, este cambio de tendencia, en números, se traduce así: durante el primer semestre de este año por las Urgencias del centro pasaron 14.326 pacientes cuanto, el año anterior, habían sido 28.166.

Aclara Pello que la cifra, aunque pueda parecer baja, no supuso un "descanso" para el personal. "En general podría decirse que vino menos gente, pero vino en peores condiciones, más grave. El porcentaje de ingresos subió notablemente", explica. "Vino peor porque esperaron más a ver cómo evolucionaban en casa antes de venir al hospital, que en las semanas más duras de la pandemia daba mucho miedo. Se vieron más casos de infartos mucho más evolucionados de lo normal, casos de sepsis porque habían intentado aguantar en casa dos o tres días... Se notó mucho", añade.

A su juicio, y viendo que todavía no se sabe cómo impactará la pandemia tras el verano, es un buen momento para incidir en la educación sanitaria en la ciudadanía. "En esos casos podrían haber llamado al 112 para que les guiasen", explica Pello. La reforma del servicio de Urgencias (una reorganización del espacio para crear dos circuitos separados con 15 camillas y tres sillones), añade el subdirector, estará lista en septiembre, porque los plazos "se están cumpliendo", y ayudará a aliviar parte de la saturación que el servicio sufrió durante semanas.

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