"¿Qué pasa en Gijón para que se estropee la estación de control de la contaminación del Ayuntamiento ubicada en el Lauredal justo cuando se dispara la contaminación del aire?". La pregunta, con un cierto tono de sospecha, la lanzó ayer el portavoz de la Coordinadora Ecologista de Asturias, Fructuoso Pontigo, que denunció que la unidad móvil del Ayuntamiento dejó de funcionar el pasado viernes y "no se reiniciaron los datos" hasta el lunes. Un lapso de tiempo que coincidió entre dos picos de sendos contaminantes.

"El viernes dejó de dar datos cuando se disparó el cancerígeno benceno" hasta alcanzar los 6 miligramos por metro cúbico de aire en El Lauredal, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda una media anual que no sobrepase los 1,7 miligramos.

Los ecologistas, además, señalan que la estación municipal "este lunes volvía a dar datos con elevados valores de dióxido de azufre".