Juan Gómez Canca, más conocido por "El Kanka" actúa esta noche en la gijonesa plaza de toros de El Bibio dentro del festival Metrópoli. Lleva desde julio viajando por toda España con el propósito de alegrar a los espectadores y de compartir una experiencia muy sensible y única.
-No es la primera vez que viene a Gijón, ¿cómo le suele tratar el público?
-Hace unos cuantos años fui a Oviedo a dar un concierto. Cuando acabé, me puse a hablar con algunos del público, y casi todos eran de Gijón. Me decían que tenía que ir a tocar. Desde entonces he ido un par de veces, y siempre me ha recibido muy bien. En los conciertos la peña estaba súper animada y participativa.
-¿Cómo está llevando los conciertos en la nueva normalidad?
-Estéticamente es muy raro. El otro día actué en el Camp Nou de Barcelona, donde entran casi cien mil personas, había ochocientas y no cabía nadie más. Es incómodo pero compensa por otro lado porque los conciertos son muy emotivos. Además esto que estamos consiguiendo hacer es único, aunque no se sabe cuánto va a durar. La gente tiene muchas ganas de escuchar música en directo y se nota un punto de sensibilidad extra. Todas esas cosas extrañas se me olvidan con la primera o segunda canción. Tengo recuerdos de estos conciertos que están entre los mejores que tengo en un escenario.
-¿Prepara ahora sus conciertos de forma distinta?
-Hablar de preparación sería mucho en mi caso, ya que suelo improvisar mucho. Al ser a voz y guitarra, me doy ese lujo que no me puedo permitir con una banda, ya que estaría liándola todo el rato. Dependiendo de la sensación que tengo en cada momento voy tocando unas canciones u otras. Suelo tener un guión con las canciones que voy a tocar, pero que está abierto a modificaciones.
-Su registro musical es muy amplio, ¿dependiendo del lugar donde toque cambia ese repertorio?
-No me planteo cambiar de repertorio. En el norte llevo el mismo repertorio que en el sur. Solo varía en el momento del concierto, dependiendo de la vibración que me estén transmitiendo desde el público. Si le doy una vuelta al repertorio no es por innovar o algo concreto, es más porque me aburro y me apetece dar algo distinto.
-Ha estado muy activo durante la cuarentena, ¿a qué se debía?
-Necesitaba cantar, y se me ocurrió publicar una canción al día, para que mis seguidores pudiesen disfrutar de algo de música en un momento tan raro. Nunca me esperaba que esto iba a durar tanto y al final saqué más de cincuenta canciones. Tampoco me esperaba lo bonito que iba a ser para mi ver los comentarios. Gente diciéndome que se levantaba cada mañana esperando que lanzará el te ma diario. Estuve en casa solo las primeras cinco semanas de confinamiento, y leer los comentarios de la gente, que no solo me daban ánimo, sino también me preguntaban qué tal estaba o, "Kanka hoy tienes mala cara, ¿estás bien?". Ese cariño se nota. Estaba acompañado en mi soledad.
-¿Cómo es su proceso creativo?
-Cada canción surge de manera distinta. Puede que tenga un ritmillo en la cabeza, le esté dando vueltas varios días y decida ponerme a trabajar en ello. Otras me vienen frases con la melodía. También escribo muchas ideas que luego puedo acabar juntando o no mirando nunca más para ellas. A mi me gusta desarrollar el concepto primero. Saber qué quiero contar, y cómo lo voy a contar. No me gusta desarrollar primero la melodía y luego la letra. Trabajo la música y la letra a la vez, de tal forma que no se adapten demasiado lo uno a lo otro.
-¿Qué música escucha?
-Cualquier tipo de música, me gusta de todo. Escucho más en castellano, ya que es lo que más entiendo y yo valoro mucho la letra. Escucho desde "Extremoduro", que me encanta, hasta Silvio Rodríguez, Juan Luis Guerra, o "Los Panchos". Soy muy fan de los micros abiertos. Cada pocas semanas suelo escuchar nuevos lanzamientos y descubrir a gente muy distinta.
-¿Con que mensaje llega a Gijón?
-Hemos estado cinco meses sin música en directo. Hay gente que valora ir a conciertos de manera muy especial y que les cuesta mucho dejar de tener ese tipo de experiencias. No sabemos qué nos deparará el futuro, así que tenemos que aprovechar estos espectáculos. Son únicos. Incómodo pero especial. He visto a gente llorar en los últimos conciertos que he dado. La sensibilidad está muy presente.
