A "la comisión que corresponda", a falta de mayor precisión en el destinatario, va dirigida la ultima iniciativa de Pelayo Barcia. El edil forista pide al Ayuntamiento que se encargue de que estén en hora todo los relojes que se puedan consultar en la calle. Tanto los que forman parte del mobiliario urbano como los que se dejan ver en las fachadas de establecimientos comerciales, la mayor parte en los accesos a las farmacias. "Algunos no están en hora, con lo que pierden el propósito de su existencia y dan una imagen de descuido. Sin contar con el perjuicio que puede ocasionar a quienes fían sus quehaceres al tiempo marcado por estos relojes", explica el actual edil de la oposición y en el anterior mandato municipal responsable de la Dirección General de Empleo.

Para favorecer la labor de los futuros inspectores horarios del Ayuntamiento, Barcia ya indica en su ruego que el reloj de La Escalerona "está 4 o 5 minutos retrasado", parado el de los Jardines de la Reina y dos farmacias de la calle Corrida, una frente a la otra, marcan horas diferentes. La petición de Barcia es que el Ayuntamiento se responsabilice de poner en hora los relojes públicos y busque una fórmula administrativa sin coste ni sanción para conseguir el mismo objetivo en esos cronómetros digitales vinculados a comercios.

Puesto a buscar argumentos, Barcia ha encontrado un antecedente a su propuesta en Perú. El presidente peruano Alan García puso en marcha en 2007 la campaña "Perú: la hora sin demora", con el objetivo de combatir la tradicional impuntualidad de sus convecinos y celebró un acto para que todos sincronizasen sus relojes. "Ni mucho menos queremos llegar al extremo del país andino, pero sí que creemos que no cuesta mucho esfuerzo poner todos los relojes públicos en hora y hacer un bando o instrucción para recomendárselo también a los comerciantes", dice Barcia.