Rogelio Llana Blanco fue ayer elegido como "Grupista ejemplar" del Real Grupo de Cultura Covadonga. El premio de este año había recaído, en un primer momento, sobre Alberto Cortina, expresidente de las federaciones asturiana y española de Pelota, pero la Junta Directiva se vio obligada a cambiar su decisión ya que el histórico grupista ya había recibido el galardón en el año 1981. No obstante, según explican desde la entidad grupista, "se ha decidido distinguir al propio Alberto Cortina en el mismo acto, previsto para el martes 8 de septiembre, con un reconocimiento como tributo a su dilatada y fecunda vida dedicada al deporte y al club".

En ese mismo acto será cuando se entregue el galardón a Llana, que fue presidente de la entidad entre los años 1976 y 1980. "Es un honor para mí, lo acepto con mucho orgullo", enfatizaba ayer el premiado, que recordaba que "fui de todo en el Grupo: socio normal, jugador de baloncesto y de tenis, directivo con Jesús Revuelta, vicepresidente con Carlos Prieto y presidente de 1976 a 1980". En resumen, "una trayectoria muy dilatada y en años no muy fáciles".

Por todo ello, el reconocimiento del club, en el que lleva desde los años 50 -actualmente es el socio número 13 de la entidad-, le hace mucha más ilusión. "Ahora de mayor las cosas se agradecen más", remarca Llana, que destacó durante su mandato por su "gran capacidad de innovación", según confirman desde la entidad. De hecho, fue él quien creó la figura del director deportivo, además de incorporar a una gran cantidad de "técnicos de primer nivel en natación, gimnasia, atletismo y piragüismo". También bajo su mandato se implantó la figura del socio de mérito y fue el artífice de la construcción del Pabellón Sur, de la pista de atletismo y de las columnas de alumbrado. Llana es socio del Grupo desde 1952 y como deportista destacó como jugador del primer equipo de la Sección de Baloncesto. Asimismo, forma parte de la Asociación de Veteranos del Grupo, "siendo un miembro muy activo y destacado de la misma", desvelan.

Una vida entera dedicada al Grupo Covadonga. Una entidad que, resalta, "significa mucho para mí, hacerme socio del Grupo cambió por completo mi vida, era un chaval de barrio, jugador de bolos, y al llegar aquí empecé a tratar con otra gente y cambió mi vida para bien", pasando "de ser un chaval de barrio y andar por los chigres a tener trato con personas de otra categoría, gente mayor, muy bien formada" en unos años en los que el ambiente dentro de las instalaciones "era extraordinario".

Llana tampoco escatima en elogios para el que había sido designado en un primer momento como ganador del premio, Alberto Cortina. "Merecía el premio más de una vez, porque es un grupista ejemplar, pero los estatutos no lo permiten", reflexiona. Así lo entienden también desde el Grupo, que enfatizan que Cortina reúne "sobradamente los méritos" necesarios para su elección, que además había sido aprobada "por unanimidad". El premio a la trayectoria deportiva recayó en la piragüista Marián Viña Rodríguez.