Un total de 125 personas procedentes de Colombia y amenazadas de muerte por su militancia en favor de la vida y la paz han encontrado refugio temporal en Gijón en los últimos 20 años, haciendo de la ciudad un referente internacional de solidaridad. El Programa Asturiano de Atención a Víctimas de la Violencia en Colombia celebró ayer sus dos décadas de vida con un acto de reflexión conjunta sobre su andadura y sobre el impacto que ha tenido sobre las personas a las que ha dado "un respiro de seis meses en un contexto de persecución", indicaba ayer Javier Orozco, coordinador del programa.

Una andadura en la que han acogido a dirigentes sindicales, defensores de los derechos humanos y dirigentes campesinos e indígenas. Una de las cifras de acogimiento "más altas de Europa" que también cuenta con sus mártires: a su vuelta a Colombia tras su paso por Gijón fueron asesinados Luciano Romero, hace 15 años, y Henry Ramírez, dirigente sindical, hace 10.

En la actualidad Gijón tiene acogidas a cinco personas amenazadas de muerte: una dirigente campesina perseguida por promover una candidatura de mujeres al Ayuntamiento y por organizar cooperativas femeninas, un gobernador de un extenso territorio que no consiente gente armada en su territorio, un trabajador portuario amenazado por luchar contra el narcotráfico con destino a España, un sociólogo e investigador del impacto medioambiental de las petroleras y un impulsor de la exigencia de que se cumplan los acuerdos de paz que se firmaron con las FARC.

Unos acuerdos que en estos momentos "están siendo hechos trizas por el gobierno de Iván Duque, tal y como prometió en campaña", denuncia Orozco, lo que hace que "una gran parte de los combatientes de las FARC hayan salido de las zonas de protección acordadas con el Estado porque ahora los están matando desarmados".