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Las otras "llocas" del Rinconín

Monumentos de todo el mundo recuerdan a los migrantes que partieron a otras ciudades en busca de empleo

Monumento al emigrante en Póvoa de Varzim (Portugal).

Los buenos deseos que, en medio de la tristeza por la partida, augura "La madre del emigrante" para quienes emprenden una nueva vida allende los mares tiene su réplica en decenas de puertos de todo el mundo que reciben a esas personas, hombres, mujeres y niños que llegan a un mundo para ellos desconocido tan solo con lo puesto y, en el mejor de los casos, un petate con mudas y muchos miedos. La obra de Muriedas, a punto de cumplir los 50 años mirando al horizonte del Cantábrico desde su atalaya en El Rinconín, alcanza con su vista a esas otras esculturas que, también de bronce, abrazan y despiden al viajero, aunque no todas miran a la mar. Es "el sentimiento de pérdida, de ausencia y de añoranza", como definió el hijo del artista, Ramón Santiago de Muriedas, a través de este diario, que cada año experimentan miles de personas cuando llegan a destino.

El mejor ejemplo de ese recorrido, quizás, se encuentra en el puerto de Veracruz, en México, donde una estatua resume a la perfección ese camino. Está dedicada a Juan José Venta Corrales, en el centro histórico de la ciudad. Este hombre, fallecido en 2017 a los 96 años, había nacido el 1 de julio de 1921 en la parroquia asturiana de Torazo. Llegó con apenas 18 años y fundó una cadena de tiendas que le convirtieron en un reconocido empresario. En gratitud al recibimiento realizó esa escultura "en recuerdo de los emigrantes españoles que llegaron a México por este puerto, en busca de un mejor futuro y que con su trabajo han contribuido a engrandecer a esta generosa y hospitalaria gran nación mexicana", como reza la placa conmemorativa.

Además de estas estatuas que recuerdan las vicisitudes que afrontan los viajeros, tienen también el Día Internacional del Migrante, que cada 18 de diciembre recuerda su meritoria travesía. Según datos de las Naciones Unidas (en base a un estudio del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU), a fecha de 2019, el número de migrantes internacionales a nivel global alcanzó los 272 millones de personas, un registro que supone un incremento de 51 millones con respecto a una década antes. Europa, con 82 millones, y América del Norte, con otros 59, lideran ranking de territorios de acogida. Uno de cada siete migrantes es menor de los veinte años, y es por ello que los niños y adolescentes son objeto en muchos puertos de las esculturas que vienen a simbolizar lo mismo que "La madre del emigrante" gijonesa. Por ejemplo, en la ciudad portuaria de Cobh, en Irlanda, rinden tributo a Annie Moore, junto a sus dos hermanos, que fue la primera inmigrante a los Estados Unidos en pasar por la inspección federal de inmigrantes en la estación de Ellis Island, en el puerto de Nueva York.

Los puertos del mundo, con el horizonte de testigo, están llenos de esculturas simbolizan esos mismos sentimientos que Muriedas plasmó en "la lloca" en su regalo a Gijón. Una obra que hermana a los viajeros del mundo cuando se adentran en el mar remando hacia el futuro. Ahora saben que en otros puertos les están esperando.

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