A ojos de los peritos de Criminalística, la muerte de Paz Fernández no es compatible con una caída accidental tanto por las lesiones sufridas en la cabeza como por la cantidad de sangre hallada en el domicilio del único acusado de su fallecimiento, Javier Ledo, que se enfrentó ayer a su segundo día de juicio en la Sección Octava de la Audiencia Provincial con nuevos testimonios que ponen una vez más su versión contra las cuerdas. El varón sigue defendiendo que la mujer se cayó por las escaleras entre la primera planta de su casa y el rellano tras tropezar primero "de rodillas" y después "hacia atrás", según la declaración, un tanto confusa, que manifestó este lunes. No obstante, los expertos -agentes de la Guardia Civil que investigaron el caso y compañeros de Criminalística, de la Unidad Canina y de asuntos tecnológicos- niegan la mayor y creen que lo ocurrido aquel 13 de marzo de 2018 es más compatible con un "acto violento" que comenzaría con una primera discusión en la cocina de la primera planta y se fue "encrudeciendo" escaleras abajo, hasta que Fernández se desangró en el citado rellano.

También intervinieron especialistas de laboratorio de Criminalística, que detallaron todos los recovecos y objetos de la casa en la que se hallaron restos biológicos o sangre de la fallecida. La mayor cantidad de restos, repartidos por el rellano, lo atribuyen a un "charco de sangre" y, a su juicio, el cuerpo "se tuvo que haber movido" de la planta primera a la baja. Ante la pregunta de si el reparto de estos restos podría ser compatible con una caída accidental, un agente aseguró que no, que por su experiencia no podría haber tanta sangre repartida por el resto de la casa. Otra de las expertas citadas se atrevió incluso a lanzar su "hipótesis", que concuerda con los partes de acusación: que aquella noche aconteció un "acto violento" que comenzó en la cocina de la primera planta y que, escaleras abajo, se "encrudeció" progresivamente.

La defensa trató después de matizar esta parte preguntándole si los retos en otras partes de la casa podría deberse a que Ledo se hubiese movido después de la supuesta caída arrastrando sangre en sus playeros, que también tenían restos. Pero el agente volvió a ser tajante: "No, a mi juicio no. Es demasiada sangre". Su hipótesis es clara: el ataque se produjo ya en la primera planta y luego el cuerpo se desplazó hasta al rellano, donde acabó de desangrarse.

A falta de las declaraciones de los forenses, que tendrán que dictaminar si los golpes que recibió Fernández son compatibles o no con la versión de Ledo de la caída por las escaleras, la de este agente fue hasta ahora la declaración que más pone en duda la versión de Ledo. También el de otra compañera de equipo, que aporta como "hipótesis" que la discusión comenzó en la cocina y se "encrudeció" escaleras abajo y terminó en el rellano, donde se registró la mayor pérdida de sangre.

Asimismo, en la jornada de ayer intervinieron por videoconferencia varios agentes de la Unidad Canina, que reconocieron que, durante las reconstrucciones de los hechos -cuando Ledo ya había confesado que sí había visto la muerte de Paz y que había arrojado el cuerpo a un río-, el acusado se mostró "pasivo", sin "dar pistas" sobre dónde podría haber restos de sangre, aunque tampoco interponiéndose. Un agente de análisis tecnológicos también declaró que su equipo había recuperado más de doscientos mensajes entre Fernández y Ledo. La última parte de la jornada de ayer, por último, contó con las testificaciones del dueño de la pensión en la que Fernández se hospedaba en Navia y del dueño del bar en la que ambos se habían sacado una foto dándose un beso que ahora sirve de prueba de la relación amorosa entre ambos. Los dos citados reconocieron que "parecían novios" y que mostraban "una actitud cariñosa" entre ellos.