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Fleming, 65 años de doctor "playu"

El monumento en honor al premio Nobel se inauguró en 1955 en Isabel la Católica con la presencia de su viuda, Amalia, que visitó Cimadevilla creando un lazo que hoy perdura

Fleming, 65 años de doctor "playu"

Los vecinos de Cimadevilla, y en especial los más pequeños, amanecerían hoy con la ilusión de vestirse de pescadores para cumplir con la tradición de la ofrenda floral que les lleva cada año hasta el parque de Isabel la Católica para rendir homenaje a Alexander Fleming (Darvel, Escocia, 1881-Londres, 1955). El ramo de flores, que siempre llevaban en comitiva con motivo de las fiestas de la Soledad, no descansará este año, por cuestiones evidentes exigidas por el coronavirus, ante la obra en recuerdo a este científico que logró salvar muchas vidas con su descubrimiento del uso de la penicilina como antibiótico. Es la suya una escultura que hace hoy 65 años se inauguró en Gijón, pocos meses después de la muerte del científico, con la presencia de Amalia Fleming, la médico y esposa del Nobel, que no dudó en disfrutar de los bailes por el barrio alto aprovechando su visita para el que fue el primer reconocimiento de este tipo en todo el mundo para su marido. "La tradición viene porque su viuda se reunió con los vecinos de Cimadevilla, que le mostraron su gratitud por la penicilina, aprovechando con las fiestas", desvela Sergio Álvarez, presidente de la asociación "Gigia".

La historia de este busto, obra realizada bajo el proyecto de Luis Moya y el escultor Manuel Álvarez-Laviada, comenzó a fraguarse el 7 de septiembre de 1957 y a raíz de un artículo que se publicó en el diario "Voluntad". Lo firmaba Avelino González, entonces vicepresidente de la Junta de Protección de Menores y director de la Gota de Leche y el Instituto de Puericultura de Gijón. En su texto pedía iniciar una suscripción popular para pagar el monumento en honor "a un hombre que había salvado tantas vidas". Se reunió el dinero en poco tiempo, demostrando la gran aceptación de la idea. Hubo, afirma el historiador Héctor Blanco, 12.000 suscriptores.

La fecha elegida para descubrir la obra se señaló para el 18 de septiembre de 1955, y estaba prevista la visita del propio Alexander Fleming, que para entonces ya había logrado el premio Nobel de Medicina. Con la ilusión puesta en ese día, la muerte el 11 de marzo del doctor trastocó los planes. "Ha sido un mazazo porque ya estaba próxima su visita para inaugurar el monumento, pero la iniciativa seguirá. A mí, personalmente, el fallecimiento del doctor me produce una impresión angustiosa, pero me consuela que la muerte haya querido ser suave y leve con él; dejó irse sin desgarros de agonía a quien había inventado la penicilina", reflexionó tras su muerte Avelino González en una información publicada entonces en LA NUEVA ESPAÑA.

El día de autos todo fue una fiesta para recibir a su viuda, que había aterrizado la víspera en el aeródromo de Llanera y a quien la prensa de la época bautizó como "Lady Fleming". "De todo corazón, gracias. No olvidaré jamás el proceder del pueblo de Gijón", respondió ella, según la hemeroteca, durante el acto, presidido por el alcalde José García-Bernardo. La actividad de Amalia Koutsouris, nombre de nacimiento, fue intensa. "Tras haber comido en el hotel Hernán Cortés, disfrutado de las vistas de Gijón desde el alto del Infanzón, visitado el pabellón del Club de Regatas y antes de asistir a una recepción vespertina en el Ayuntamiento", describe Héctor Blanco, se dio un garbeo por Cimadevilla, en plena ebullición por sus fiestas de la Soledad. Cuentan que "la besaron y vitorearon" en agradecimiento a su visita, y que ella "respondió con una familiaridad que impactó a todos".

Amalia Fleming nunca volvió a Gijón, pero creó un fuerte lazo con Cimadevilla, que mantiene su gratitud peregrinando con flores hasta el busto de Fleming hasta convertirlo en un playu más.

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