Su llegada a Gijón generó gran controversia por lo moderno de su figura, pero 50 años después "La madre del emigrante" es ya un poco la madre de todos los gijoneses, y así lo quisieron manifestar los asistentes al primero de los actos por el medio siglo de la "Lloca del Rinconín", la obra de Ramón Muriedas Mazorra (Villacarriedo, 1938-Santander, 2004). Ayer visitaron Gijón su hijo, Ramón Santiago de Muriedas, y su viuda, María Eugenia Senarega y Gross, quienes participaron en una conferencia para recordar la figura del artista artífice de la "La Muyerona" y de su repercusión en Gijón.

Muriedas hijo repasó la vida y obra de su padre, un artista "introvertido y poco ambicioso, lo que quiso mostrar con su hacer artístico lo hizo muy rápido", reconoció. Recordó el hijo cómo el fallecimiento temprano del abuelo forjó la personalidad del artista, que empezó a despegar en su reconocimiento internacional tras un paso por Nueva York y su Feria Mundial en 1964. Fue el punto de inflexión para su lanzamiento en España, en unos años posteriores en los que "estuvo en el mismo caché profesional que Chillida o Antonio López".

El encargo de "La madre del emigrante" supuso un desafío para el que "hubiera preferido una estatua con los brazos cruzados mirando al mar", reconoció su hijo, pero que finalmente se ejecutó con un brazo extendido en un adiós desgarrador. Conocidas son las polémicas que rodearon a la obra, rechazada en primera instancia por los gijoneses por demasiado moderna, pero Ramón Muriedas "no manifestó especial disgusto, los artistas viven en otra dimensión". Pasado el tiempo se ha convertido en todo un emblema para los gijoneses, como apuntó una de las asistentes al acto, toda vez que se convirtió en la puerta abierta a la modernidad artística en ciudad. Tanto que hubo gijoneses como Mercedes Cortina que dedicaron a la obra hasta poemas; su nieta Merche Menéndez leyó ayer uno en el acto, que estuvo moderado por el periodista Adrián Ausín.

Ramón Santiago de Muriedas, participará hoy junto a su madre en el Rinconín en un acto festivo con una ofrenda floral, en medio del sonido de las gaitas y los bailes regionales. "Para la familia es un momento muy emotivo", y el punto de partida para futuras acciones como una exposición de piezas de Muriedas proyectada en Madrid y que "ojalá venga a Gijón".