La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

RAFAEL GONZÁLEZ-QUIRÓS FERNÁNDEZ | NUEVO DIRECTOR DEL OCEANOGRÁFICO DE GIJÓN

"Es un error focalizarnos solo en el virus si olvidamos el cambio climático"

"Lo que quiero aportar en Gijón, tras pasar por Madrid, es un buen conocimiento administrativo y facilitar el trabajo de los investigadores"

Rafael González-Quirós Fernández, ayer, en el Centro Oceanográfico. M. L.

Rafael González-Quirós Fernández (Oviedo, 21 de septiembre de 1967) es el nuevo director del Instituto Oceanográfico de Gijón. Hoy toma posesión del cargo, pero ayer ya pisó el edificio del centro al que regresa tras haber sido subdirector del Instituto Español de Oceanografía (IEO) desde abril de 2019, en Madrid. Saludó a Javier Cristobo, al que releva tras 11 años en el cargo y saludó a un buen puñado de los que volverán a ser sus compañeros. Formado en Biología en la Universidad de Oviedo, entró a trabajar en el centro gijonés y en ese lugar permaneció hasta su partida a la capital. Se pone al frente del Oceanográfico de Gijón, que forma parte del IEO, una institución con problemas de financiación e integrada casi por sorpresa en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) este verano. Lo que motivó la dimisión de cinco directores, entre ellos, Javier Cristobo.

- Es usted buen conocedor de la situación del IEO. ¿Es un buen momento para asumir la dirección de un centro?

-Para asumir un cargo no hay momentos buenos ni malos. Son los que hay. El IEO lleva arrastrando desde hace años una crisis administrativa. Como consecuencia de la prórroga de los presupuestos y de otros factores, estos problemas son más acuciantes.

- ¿Qué otros factores?

-Quizás una falta de personal suficiente sobre todo en los servicios centrales de Madrid en la parte de administración y no suficientemente cualificados.

- ¿A qué se refiere?

-A que asumen funciones y se hacen cargo de responsabilidades que están por encima del puesto que ocupan, por esa falta de personal de la que hablamos antes.

- ¿En qué se ha traducido?

-En que el IEO tenga dificultades para tramitar su presupuesto y trámites de procesos de investigación. Eso ha terminado en una crisis, cuyo culmen ha sido el cese del actual director del IEO, la pandemia... Hacía falta un pulso político. Decidí presentar mi renuncia a la dirección y a la subdirección del IEO. Ahora, ya hay un nuevo director y se van dando pasos. Pero los problemas no se solucionan de un día para otro.

- La propuesta para solucionar esos problemas es integrar al IEO en la estructura del CSIC.

-Como decía, una parte de los problemas es la parte administrativa. El CSIC se hará cargo de esa parte administrativa, que funciona bastante mejor que la del IEO. La tramitación administrativa se ha vuelto mucho más complicada en los últimos años. Eso hace falta que se necesite gente formada y especializada.

- ¿Teme que el IEO quede diluido?

-Es uno de los riesgos. Debemos trabajar para que eso no ocurra. El director del IEO es plenamente consciente de ello. El IEO tiene que cumplir una función sobre asesoramiento pesquero, con unos datos que tienen que ser en tiempo y forma que se deben hacer todos los años. Esa estructura no la tiene el CSIC y sigue siendo necesario para toda la actividad pesquera. Eso se puede trasladar a otros aspectos del medio marino, con programas de monitorización de seguimiento de los mares.

- Cómo se vivió en Madrid esa decisión?

-De formas tan diferentes como personas estamos en el IEO. Muchos se opusieron, otros los vieron positivo, otros se fijaron en las formas sin pensar si era bueno o malo. Lo que sí creo es que llevamos muchos años en una situación complicada. Quizá no es la solución que más nos habría gustado, pero, como dijo el propio ministro de Ciencia, Pedro Duque, quizás es la situación posible dentro de las que se podrían barajar. La mayor parte del personal cree que si se logran solucionar los problemas que llevamos sufriendo desde hace tanto tiempo, esto será bienvenido.

- ¿Qué sensaciones le provoca volver?

-Muy buenas. Este es un centro pequeño, todos nos conocemos. Algunos, de la Facultad. Al final es como volver a casa. Solo he estado un año y medio fuera.

- ¿Qué le pareció la dimisión de Javier Cristobo?

-Por otros motivos yo también renuncié antes tanto a la dirección como a la subdirección. Hacía falta dar la voz de alarma sobre que hacían falta soluciones. Respeto su decisión y seguro que estamos de acuerdo en muchos matices.

- ¿Se plantea cambios?

-La función principal de un centro es facilitar la labor de los técnicos del centro y de los administrativos. Tampoco se trata de hacer grandes cambios aquí. Lo que creo que puedo aportar es que, tras mi paso por Madrid, es un conocimiento bastante bueno de lo administrativo, de cómo se gestionan las cosas. Eso es lo que quiero aportar aquí. Trataré, desde el punto de vista de la investigación, impulsar y facilitar que los investigadores vayan hacia donde va ahora la ciencia. Es decir, dar beneficios a la sociedad. Eso es la cultura del IEO, así que solo hay que reforzarlo.

- ¿El coronavirus tapa el cambio el climático? ¿Es un problema?

-La inmediatez del coronavirus y sus consecuencias a corto plazo sobre economía y salud son tremendas. Es lógico que sea relevante. Pero es cierto que el cambio climático, la crisis ecológica del cambio del planeta está a la vuelta de la esquina y ya la sufrimos. Lo que pasa es que es algo difuso y no siempre no es del todo evidente. El cambio climático es uno de los grandes retos en las próximas décadas. Cometeríamos un error en focalizar nuestros esfuerzos en el virus si nos olvidamos del cambio climático, porque estaremos en una situación similar a la que hemos vivido con el covid. O sea, desprotegidos y con falta de conocimiento. Vamos a una situación compleja y difícil.

Compartir el artículo

stats