Aunque el aire galano de otros años se perdió por la necesidad de reducir aforos con sillas separadas y por el uso de mascarillas, los premios de la Feria del Libro salvaron ayer los muebles para poder homenajear a su elegido, el autor y traductor Mariano Antolín Rato, como reconocimiento a su trayectoria. Junto a Radio 3, la cadena reconocida por su labor en la difusión por la lectura -y que tuvo ayer como representante de la plantilla a la responsable de contenidos, María Taosa-, el gijonés protagonizó la penúltima jornada de un certamen literario que bajará hoy el telón en el paseo de Begoña y el Antiguo Instituto con la presencia de autores como Manuel Rivas, Bernardo Atxaga y Luis García Montero.

Antolín Rato, que reconoció que llevaba meses sin hablar en público, se disculpó con gracia al final de su más bien larga intervención porque lamentó haberse sentido "disperso" durante su discurso, en el que aprovechó para colar anécdotas de infancia, un resumen de su trayectoria profesional, el recuerdo de un profesor en el colegio que le enseñó a traducir el latín y su amistad con Gustavo Bueno, entre otros temas. Comenzó, no obstante, con un alegato a la humildad. "Me parece que no merezco este premio, sinceramente. Creo que me lo han dado porque soy un superviviente, pero hay y hubo muchos escritores asturianos que lo habrían merecido más que yo", aseguró. Citó como ejemplos a sus amigos Juan Cueto y José Avello, pero también recordó que muchos de sus coetáneos y referentes, como Olvido García Valdés, siguen con vida y tampoco han recibido este galardón.

El autor despertó más de una carcajada entre el público, porque su segundo mensaje, después de acabar la lista de candidatos que él considera más idóneos, también aclaró que nunca suele participar en ferias del libro. "Las veces que me han arrastrado a alguna acabaron en desastre. Claro, es que yo no soy ningún 'best seller', así que el tiempo que me tocaba estar en la carpa para firmar yo acababa aburridísimo. Como mucho a lo mejor pasaba por delante algún vecino y me saludaba, pero poco más", afirmó. Y que lo de que el premio salga de Gijón tampoco la pareció ayer excusa al escritor, que recordó que había abandonado la ciudad con 17 años. "Y no estoy de acuerdo con eso que dicen los escritores de que su patria es el sitio donde nacieron", negó, tajante, pero entre risas.

Que la Feria del Libro le haya premiado este año, no obstante, sí le hizo ilusión y, como tiene muy buena memoria, aprovechó para desgranar ayer algunos detalles de su infancia en Gijón que tal vez hayan marcado, sin saberlo, su futuro como escritor y traductor. Recordó, por ejemplo, que su primera máquina de escribir se la compró su abuelo y que con ella escribió dos artículos para la revista de su colegio, y también que tuvo un gran profesor, Francisco Vizoso, que le enseñó cómo se debía traducir de verdad, de forma "literaria" y lo "literal", y que tal vez influyó que en que Antolín Rato sea ahora uno de los traductores más reputados de su generación y considerado referente por sus interpretaciones de las obras de Raymond Carver y William Faulkner, entre otros.

Taosa, por su parte, tomó también la palabra para agradecer el premio de parte de su compañía y para recordar el especial esfuerzo que supuso para la cadena mantener su programación con buena parte de la plantilla teletrabajando en el confinamiento.