Pese a cancelar los certámenes nacionales de vacas parda alpina y frisona, la feria del campo y la agricultura, Agropec, cerró ayer su tercer y último día de actividad con un balance de asistencia que, según las primeras estimaciones, superó los 7.000 visitantes en el recinto ferial "Luis Adaro". Es, a juicio de Álvaro Alonso, secretario general de la Cámara de Comercio de Gijón, un dato positivo teniendo en cuenta las "circunstancias". "Lo fundamental este año era cubrir, nuestro único objetivo era que los agricultores y ganaderos tuviesen su espacio de siempre en Gijón también en este año tan raro, y lo logramos", asegura.

El único concurso que sí pudo salir adelante fue el de frutas y hortalizas, que repartió ayer 40 galardones para más de una veintena de hortelanos (es habitual que cada uno se lleve varios premios), y el resto de pabellones se limitaron a realizar exposiciones y pases sin jurado. Los premiados en las principales categorías fueron María Dolores Álvarez Costales, en el apartado de hortalizas, y José Corsino Menéndez, en el de frutas. "Traje un poco de todo, sobre todo manzanas, peras y kiwis, y lo cierto es que en este concurso ya nos conocemos la mayoría, participamos casi siempre los mismos y presta reencontrarse cada año. Últimamente, eso sí, se está viendo alguna cara nueva. Por desgracia algunos compañeros de antes ya no están con nosotros", explicó ayer este último, que recordó también que personas como él, con huerta propia, fueron "unos afortunados" durante el confinamiento por poder salir siempre que quisiesen a pasear al aire libre. El certamen reserva multitud de menciones especiales para productos concretos. El conocido hortelano Francisco Foncueva, por ejemplo, se llevó el premio especial al mejor lote de manzanas por su cosecha de este año en su finca de Sariego.

El cierre de Agropec, que según asegura Alonso se saldó "sin ningún tipo de aglomeraciones" y con una asistencia más bien "por goteo", pasó más factura al sector hostelero y de cafetería del recinto. Los dueños del único restaurante que participó este año en la feria, una pulpería gallega, limpiaban ayer sus mesas haciendo ya cálculos sobre las pérdidas económicas que, aseguran, les ha provocado acudir al "Luis Adaro" este año. "Ni si nos hubiesen dado el puesto gratis hubiésemos sacado beneficios; perdemos dinero pagando el hotel de los trabajadores y los sueldos. No llenamos ningún día cuando lo normal era tener colas. Es una ruina", lamentaron.