"Sigue sin hacerse nada, la quieren cerrar". Este el temor de la plantilla de la Unidad de Desintoxicación de Cabueñes, un servicio que se paralizó durante la pandemia y que no ha vuelto a reactivarse mientras su lista de espera, que ya en marzo alcanzaba los casi 30 afectados, sigue creciendo. Los empleados han elaborado un comunicado conjunto para adelantarse a estas sospechas y pedir que el servicio "no se cierre" porque, aclaran, "de él dependen muchos enfermos que necesitan desintoxicarse para acudir a una comunidad terapéutica" y completar su recuperación. "Lo último que supimos fue que querían llevarla a Jove, pero no se volvió a saber nada más y los empleados estamos reubicados en otros servicios. Tras el confinamientos, la demanda de la unidad crecerá", aseguran.