Cruz Roja de Gijón atendió a más 12.000 personas mayores durante el confinamiento, en especial con llamadas telefónicas para paliar la soledad, además de indicaciones para prevenir contagios y acompañamiento a citas medidas ineludibles, entrega de productos de primera necesidad, y envío de ejercicios de memoria, entre otras cuestiones. Paula Gómez Ruiz, responsable de personas mayores y con discapacidad de la entidad en la ciudad, explicó ayer que también durante el confinamiento se incorporaron a la Asamblea Local de Gijón más de 200 voluntarios, que se sumaron a los cerca de 400 que había previamente.

Las dramáticas situaciones vividas durante los primeros meses de la pandemia por este colectivo han llevado a Cruz Roja de Gijón a promover una reflexión sobre los programas de atención a personas mayores, con la jornada que ayer organizaron en la Antigua Escuela de Comercio y telemáticamente, con motivo de la celebración del día internacional de los mayores. Constantino Vaquero, presidente de la Asamblea Local de Cruz Roja de Gijón, apuntó que "hemos visto en estos meses que se han vivido situaciones tremendas con las personas mayores; el modelo se ha desvelado ineficaz y tenemos que ver hacia dónde tenemos que evolucionar".

Tanto Vaquero, como el ponente de la jornada, Javier Yanguas, responsable del programa de mayores de la Fundación La Caixa, coincidieron que hay que ir hacia modelos centrados en las personas, "en el ser más que en el hacer", en palabras de Yanguas.

Para Constantino Vaquero la clave debe pasar por ir hacia esos modelos centrados en las personas y promover la autonomía de los mayores, además de un envejecimiento activo y el acceso a los medios digitales. Es precisa "una respuesta integral, los mayores tienen que poder acceder a la cultura, el ocio y superar la brecha digital", señaló el presidente local de Cruz Roja.

La concejala de Bienestar Social y Derechos, Natalia González, recordó que el 25% de la población de Gijón tiene más de 65 años y cada vez crece más el número de personas de más de 80 años, en especial las mujeres, apuntando que "sigue existiendo miedo a participar en las actividades colectivas" por parte de los mayores.

Por su parte, Javier Yanguas resaltó que una de los problemas de los modelos actuales que quedaron patentes durante el confinamiento es que hasta ahora los programas para las personas mayores se centraron fundamentalmente en el ejercicio físico, poco en el aspecto cognitivo y casi nada en el social, algo que "se ha notado durante la epidemia".

Uno de los retos, en su opinión, es recuperar las relaciones sociales para luchar contra la soledad. Este experto recalcó que "no se debe confundir vivir solo con estar solo por falta de apoyos y con sentirse solo, que es de lo que estamos hablando"- Uno de cada dos mayores viven solos, según una encuesta hecha hace dos años por la Fundación La Caixa.