El club de fútbol Asunción llevará al Ayuntamiento a los tribunales si continua negándoles la firma de un convenio para el uso del campo de fútbol de la Universidad Laboral, donde llevan 9 años practicando este deporte. Así lo anunció ayer el presidente de la entidad, José Villanueva, que explica que "se niegan a firmar un convenio y no nos respetan los 9 años de antigüedad que llevamos en el campo", enfatizando que "hay una discriminación porque no se respetan los derechos que tenemos adquiridos" y asegura que "si no hay un acuerdo con el Ayuntamiento, vamos a seguir defendiéndonos en el juzgado".

El club lleva en ese campo desde hace casi una década, compartiéndolo con el club de fútbol Deva. Llegaron allí tras llegar a un acuerdo con el primer equipo de gobierno forista por el que les permitían usar este espacio -su anterior campo estaba en muy malas condiciones- pagando una tarifa plana de 300 euros al mes. A cambio, la Asunción cedía alrededor de 80.000 euros en material al Ayuntamiento -casetas, vestuarios o incluso una tribuna-. Además, la iluminación del campo de la Laboral también la sufragó el equipo.

"Ahora nos quieren meter más equipos y quitarnos cinco horas a la semana, lo que supone que tengo que retirar algún equipo e incluso ir a jugar algún partido en otro campo", recrimina Villanueva, que también pone el foco en otra cuestión: el pago por el uso del campo.

"Pagábamos 300 euros por las concesiones que hicimos y por la labor social que llevamos a cabo y ahora no reconocen la labor social, por lo que tendremos que pagar 14 euros la hora, lo que supone 20.000 euros más al año, y no tenemos cantina ni publicidad", asevera Villanueva, que entiende que "es un agravio comparativo descomunal" con otros equipos de la ciudad.

"Queremos que se haga un convenio, no para que nos cedan el campo, sino para que reconozcan esa labor social y que así solo se nos cobre la tarifa social de 4 euros por hora, que nos encarecería un 200% el precio, pero lo asumimos", explicita.

Además, al ser un campo gestionado por el Ayuntamiento, los vestuarios continúan cerrados y los jugadores han de cambiarse a la intemperie tras los entrenamientos en los que terminan empapados por los chaparrones.