"No mentir". Esa es la premisa esencial para quienes trabajan en el mundo de la comunicación y, con mayor importancia, si esa comunicación está enmarcada en una crisis. Así de claro lo dejaron ayer dos periodistas, Patricia Plaja y Sonia Sánchez, en su participación online en los 38.º Encuentros Internacionales de Juventud de Cabueñes para disertar sobre "Cómo gestionar una crisis y no morir en el intento".

Plaja, profesora en la Universidad Ramón Llull, recibió el premio Blanquerra 2017 a la mejor comunicadora y grandes elogios por su labor como directora de comunicación de los Mossos d'Esquadra durante los atentados de Barcelona. Sánchez es la actual directora de Comunicación, Marca y Sostenibilidad de Paradores lo que la enfrenta, confesó, a miles de potenciales crisis diarias cada vez que un cliente insatisfecho hace una mala mención en las redes.

Sean grandes o pequeñas, las crisis deben comunicarse sin mentiras. "Parece algo de Perogrullo, pero es una máxima fundamental. No mentir es básico. Luego, dependiendo del tipo de empresa o lo delicado del asunto se puede graduar la transparencia", explica Sánchez. "Puede que a veces se dé información no correcta sin intencionalidad pero no se puede dar una información falsa con conocimiento de causa", remató Plaja.

¿Más recomendaciones? Hacer una labor preventiva para "que un pollito que ves pasar no se acabe convirtiendo en un gran pollo", indicó Plaja, y actuar con rapidez para atajar problemas. "Sobre todo en las redes sociales", concretó Sánchez. Puestos a comunicar en tiempos de crisis también es básico elegir un buen portavoz. Todos esos elementos también tienen su cabida en la crisis, con mayúsculas, que ha supuesto la pandemia. Aunque aquí, matizó Plaja, hay problemas añadidos. Uno que su "duración incierta" dinamita cualquier planificación. Otro que tras siete meses de pandemia "los ciudadanos están agotados de oír hablar del coronavirus".