Ni un respiro en forma de abstención pese a la incorporación al texto final de algunas de sus enmiendas le dio ayer nadie de la oposición de centro derecha a Aurelio Martín, edil de Movilidad, al votar en comisión la nueva ordenanza de movilidad. A pesar del no de Ciudadanos, PP, Foro y Vox el texto llegará al Pleno con un dictamen favorable gracias a la mayoría que suponen los votos de los tres partidos de la izquierda: PSOE e IU desde el gobierno y Podemos-Equo desde la oposición. La más que previsible repetición de esa misma votación en el salón de plenos garantiza que Gijón estrene el mes que viene la ordenanza que sustituye a la de tráfico en vigor desde el año 2002.

"Esta ordenanza nos equipara a las ciudades europeas donde ya se apuesta por otro paradigma de movilidad, que supone también una nueva clase de ciudad más habitable, más sostenible... Esta ordenanza permitirá a los gijoneses tener una ciudad más para pasear y para convivir y con menos humo", reflexionó Martín en defensa de un documento que llega en medio de una vorágine de cambios en materia de movilidad -no todos exentos de polémica y oposición política y vecinal- y es una de las dos patas que deben dar soporte a la acción municipal en ese ámbito durante los próximos años. La otra es el Plan de Movilidad.

La ordenanza pone el cuerpo normativo y el plan, la filosofía. Hay un nuevo documento en marcha con el horizonte del 2030 pero su base, como lo ha sido en el caso de la ordenanza, es el consenso alcanzado en el fallido, por motivos administrativos, Plan Integral de Movilidad Sostenible y Segura de Gijón trabajado por las 80 entidades del Foro de la Movilidad.

Allí fue donde se fijó ese nuevo organigrama de prioridades que coloca al peatón en lo alto de una pirámide que tiene su continuidad en la movilidad ciclista y el transporte público arrinconando al vehículo privado de uso individual.

Además de la promoción de los modos activos de movilidad, la ordenanza tiene como retos disminuir el ruido en las calles, pacificar el tráfico reduciendo la velocidad en la mayor parte de las calles, regular esos nuevos vehículos de movilidad personal como los patinetes que no paran de proliferar y racionalizar el sistema de aparcamiento. Todo ello supone generar nuevas ordenaciones en las calles de la ciudad dando cabida a zonas de bajas emisiones o acústicamente saturadas y áreas de prioridad residencial, con un trato especial a Cimadevilla; abrir la posibilidad de que la ORA tenga zonas azul, verde, naranja y roja y acotar entre los 20 y los 50 euros la velocidad en las calles urbanas.

Una de las grandes quejas de la oposición tiene que ver con las prohibiciones de uso de vehículos sin distintivo ambiental. La primera prohibición será la de aparcar en zona azul y llegará el 1 de enero de 2022. La prohibición de circular se deja para 2026. Las multas de la ordenanza van de los 200 a los 3.000 euros.