"¿Hablamos o hacemos?" La pregunta la lanzaba al aire la alcaldesa de Gijón, Ana González, ante los jóvenes participantes en el seminario sobre emergencia climática que se desarrolla en los Encuentros Intencionales de Juventud de Cabueñes. Una cita donde la regidora compartió ayer debate con la viceconsejera de Medio Ambiente y Cambio Climático del Principado, Nieves Roqueñí, y la responsable de Acción por el clima, movilidad y espacio público de Vitoria-Gasteiz, Ana Oregi. González tiene respuesta propia para esa pregunta: "Yo soy consciente de que hay una emergencia y hay que actuar".

Ello supone tomar medidas en movilidad, urbanismo, rehabilitación de vivienda, energías renovables, compras... "En Gijón ya hemos tomado medidas en materia de movilidad, de hecho la movilidad es la actual estrella de la confrontación y más el Muro donde algunos paracen querer una autopista", ironizó la regidora antes de concretar que ante esos cambios "hay quien me dice 'es que no tengo donde aparcar'. Es que no se trata de eso, es que se trata de no usar el coche".

En ese camino de lucha contra la emergencia climática y para "construir el Gijón donde todo el mundo quiere estar" el Ayuntamiento tiene en marcha otras iniciativas que ayer desgranó la regidora: el cambio de todas las farolas para que sean inteligentes, eficientes y de energía renovable, la puesta en marcha de la oficina de sosenibilidad con una experiencia piloto en el Ayuntamiento de "papel 0", la elaboración de proyectos con base medioambiental y sostenible para los nuevos fondos europeos y la licitación del desarrollo de una agenda urbana con un importante proceso participativo.

Vitoria es un referente en este tipo de políticas. Entre otras cosas, explicó la participante vasca, porque sus primeras actuaciones ya se remontan a los años noventa. A lo largo de estos años se ha ido generando un anillo verde que rodea toda la ciudad pero también iniciativas de agricultura urbana, de alimentación de cercanía o de restauración de suelos degradados, a las que se ha sumado la opción urbanística de las supermanzanas y proyectos de rehabilitación de viviendas degradadas.

Algunos fallidos como el que se puso en marcha en el barrio de Coronación para la reforma de 1.500 viviendas. "Solo conseguimos enganchar a 312 vecinos aunque ofrecíamos ascensores, miradores y un aislamiento término, con unas condiciones económicas muy buenas. Muchos de los residentes eran mujeres mayores que vivían solas y te decían 'a mi pa qué'", confesó Otegi. Otro ejemplo transformador de Vitoria fue la reforma integral de la avenida de Gasteiz, finalizada en 2015. De diez carriles para coches pasó a tener cinco dejando espacio al tranvía, los peatones, los ciclistas, el arbolado y el afloramiento del río Abendaño.

Que ante la emergencia climática "hay que actuar y hay que actuar ya" también es la premisa de partida de la viceconsejera Nieves Roqueñí desde que en 2007 asumiera la dirección de la Oficina para la Sostenibilidad, el Cambio Climático y la Participación. "Entonces lo que hacíamos era intentar convencer a la gente del cambio climático; ahora no hace falta, todo el mundo está convencido". Igual que entiende Roqueñí que la "actual emergencia sanitaria sirve de aprendizaje para afrontar la emergencia climática. Hay elementos comunes como que sus efectos son globales, no entienden de fronteras, y afecta con más intensidad a los colectivos mas vulnerables. La clave es la colaboración y la anticipación, y aquí hay una diferencia, para actuar ante la emergencia climática aún nos queda un poco de tiempo".

La representante del gobierno autonómico reivindicó la necesidad "a nivel político pero también a nivel individual de alinearse con el objetivo de la transición energética. La Unión Europea ya ha dejado claro que la salida de la crisis tiene que ser verde, verde y digital". A esa Unión Europea y a los fondos que de ella lleguen se hizo mención en varios momentos del debate en el seminario. Incluidos aquellos en los que jóvenes participantes mostraron su temor a que siguieran el mismo camino que los fondos mineros. "Quizás hubo cosas que no se hicieron bien pero ha que reconocer que supusieron una transformación brutal para unas cuencas", sentenció González.