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Una dialogada regeneración del Piles

Río Piles a su paso por Las Mestas. Ángel González

Las conclusiones preliminares de un informe de la Universidad de Oviedo entregado esta semana al Comité Técnico del Litoral que advierte de la presencia de cianobacterias en algunos puntos del Piles, entre ellos, el anillo navegable, ha reabierto con toda su crudeza la polémica sobre la contaminación del río, que enturbia cada dos por tres las aguas políticas prácticamente desde el inicio del actual mandato municipal. La concejalía de Medio Ambiente sostiene que los niveles de estos microorganismos, que pueden generar toxicidad, son lo suficientemente altos como para desaconsejar la práctica deportiva en el tramo final del curso. En frente, el Grupo Covadonga y otras entidades de mucho menor tamaño rechazan que exista un problema medioambiental de extrema gravedad y más aún que los piragüistas que entrenan en la zona se expongan a peligros para su salud. La oposición casi en bloque se suma con diferentes matices a la postura de los clubes implicados y, cuando menos, exige diálogo al Ayuntamiento para frenar el enconamiento. Las posiciones cada vez están más alejadas.

Quizás por ello haga falta ahora más que nunca sosegar el debate y evitar coger el todo por la parte. En primer lugar, los sectores políticos, sociales y económicos de la ciudad, sin excepción, están de acuerdo es que es necesario que las administraciones actúen en el Piles para iniciar su regeneración, tanto por el propio río, que tiene un amplio tramo urbano antes de su desembocadura entre algunos de los equipamientos más emblemáticos y concurridos de Gijón, como para evitar los regulares episodios contaminantes que sufre la bahía de San Lorenzo. Este problema hay que atajarlo primordialmente desde una mejora del saneamiento, una de las grandes asignaturas pendientes del concejo con soluciones que avanzan muy lentas (el último retraso en la construcción del pozo de tormentas del parque Hermanos Castro es el ejemplo más reciente). Pero también debe combatirse desde el control de las aguas y la consiguiente toma de decisiones.

En este apartado, el gobierno local ha sido valiente y enérgico al decidir pasar de las palabras a los hechos casi desde el primer minuto, con actuaciones como la monitorización del cauce, inspecciones en las entidades e infraestructuras que están en la ribera e importantes inversiones, desde la anunciada reforma del colector del Peñafrancia al futuro dragado de los estanques de Isabel la Católica. Además, como desveló hace unos días este periódico, está a punto de conseguir financiación del Principado para impulsar otros trabajos. Pero, al mismo tiempo, el Ayuntamiento ha tomado algunas medidas sin consensos. Es el caso de la inutilización "provisional" del anillo navegable, punto de fricción desde hace un año con el Grupo, que no es un club cualquiera, sino una institución querida y respetada por la inmensa mayoría de los ciudadanos, reconocida al más alto nivel, con una masa de nada menos que 36.000 socios y que pasea con orgullo el nombre de la ciudad y de Asturias por España y el extranjero. Condiciones más que suficientes para tenerlo en cuenta como interlocutor, aunque eso no implica que la autoridad competente pierda la última palabra.

Todos los gijoneses quieren una buena y pronta solución para el Piles. Pero también desean que se haga con el mayor acuerdo posible entre los directamente afectados. El futuro del río se construye mejor entre todos.

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