La hostelara tuvo que retirar hasta cuatro mesas de la terraza, por la misma razón que el resto de los locales afectados: estaban situadas a 1,5 metros de distancia, pero la Policía Local instó a separarlas hasta los dos metros, para cumplir con el espacio de 1,5 metros que tiene que existir ahora entre las sillas de una y otra mesa. "Es una pérdida increíble", resume Zarracina, erigida en portavoz de los hosteleros de la calle (muchos optan por no verter sus críticas en público) después de una reunión informal que mantuvieron en la tarde de ayer. "No solo son las mesas que perdemos, sino que la gente, al ver llegar a la Policía, se va, porque no le presta", enfatiza Zarracina.
Con todo, deja claro que "lo único que queremos es que nos dejen trabajar". "Tenemos muchos empleados", advirtió, dejando caer que "hay algún local que ya planteó la posibilidad de cerrar". Así, no descartan emprender acciones conjuntas de presión.
A primera hora de la tarde la Policía estaba ya midiendo en la terraza de Marga Mihai. "Pensé que tenían que ser 1,5 metros, por eso no dejé más separación, creía que lo llevaba bien, y al final tuve que quitar mesas", lamenta. Aun así aclara que "vamos a seguir para adelante, no queda otra", aun cuando las medidas sean cada vez más restrictivas.