El querido gijonés Adriano Sánchez García, fallecido ayer domingo a los 63 años víctima del cáncer, fue despedido esta tarde en un multitudinario funeral -respetando en todo momento la distancia de seguridad en los bancos del templo- en la parroquia de San Antonio de Padua, de los Capuchinos.

La ceremonia religiosa, oficiada por el párroco Benjamín Serrano, sirvió para arropar a la familia del popular gijonés, exjugador de baloncesto y relaciones públicas en los años que la noche gijonesa echaba a andar, un hombre "honesto, humilde, cariñoso y alegre" como incidió el sacerdote durante su homilía. Fueron muchas las muestras de cariño que recibió la familia, en especial su hijo Alejandro y su sobrino Adriano. Ambos, con ayuda de un amigo de la familia y el cuñado del fallecido portaron el féretro hasta el altar y repitieron el homenaje una vez concluido el funeral.

La misa concluyó, tras el ritual del agua bendita sobre los restos mortales de Adriano Sánchez, con la canción "La muerte no es el final", un tema muy del gusto del fallecido, como recordó el párroco.