"Sin eufemismos: el hospital va a colapsar". Tras semanas de quejas y reclamaciones que caían en saco roto, el personal de Cabueñes se plantó ayer ante gerencia y Salud, y lo que pretendía ser una concentración voluntaria y simbólica en los rellanos acabó con decenas de empleados a gritos y aplausos en cada planta. Fue una manifestación histórica y sin precedentes recientes en la sanidad gijonesa que involucró, bajo iniciativa de Corriente Sindical de Izquierdas, a todas las especialidades y unidades del complejo. Sus peticiones son claras: reforzar al personal, atajar la saturación en Urgencias y aliviar una presión asistencial "insostenible" en la UCI. La protesta hizo que la junta de personal recurriese al gerente, Manuel Bayona, para pedir medidas inmediatas. Les adelantó varias: enviar a médicos residentes a Urgencias, aprobar un refuerzo general de enfermeras, técnicos en cuidados auxiliares y celadores, recurrir al HUCA para agilizar el diagnóstico de PCR y comenzar a derivar pacientes al antiguo Hospital de Caridad (ahora Fundación Avilés) y al Sanatorio Adaro (Langreo).

Ayer también fue un día histórico en cuanto a cambios en la gestión. Se dio luz verde a ampliar el convenio con Cruz Roja, un hospital concertado, para que asuma más pacientes, tanto de coronavirus como de otras patologías. Cruz Roja, con una segunda planta para positivos de covid-19 ya en marcha, gana así oficialmente terreno en la ciudad y conseguirá anualmente más financiación pública.

Más cambios. La previsión es abrir para hospitalización las plantas cinco y cero. La primera tiene varias consultas prescindibles ante la reducción forzosa de la actividad de consultas externas. La cero, que la utilizaba Urgencias desde el inicio de la pandemia, se liberará después de que ayer se inaugurase la parte ampliada de la unidad, fruto de una obra acelerada que permite aumentar boxes y separar circuitos. Urgencias es una de las áreas más críticas con la gestión sanitaria. Los empleados habían elaborado una carta la semana pasada -publicada por este diario- alertando de la falta de personal, y estos días hablaban de "un estado de medicina de guerra", con "pacientes en los pasillos y amontonados" y con "enfermos esperando horas, hasta casi dos días", por un hueco en planta.

Pediatría es otra área en pie de guerra con gerencia por obligarles a ingresar casi en su mayoría a adultos y pacientes de edad avanzada. "No tenemos pañales de mayores ni material. Mientras, los ingresados más jóvenes, adolescentes, se reparten por el resto de plantas. Nos desmantelan", aseguran desde el área. Cabueñes amaneció ayer con sus dos plantas de sospechas de covid-19 llenas, un único hueco libre en la UCI de positivos (con 12 enfermos) y otros cincuenta en planta. También siguen las bajas de personal. La última, una empleada de Cardiología infectada por covid. Está leve.