La presencia de cianobacterias en el agua del anillo navegable del Piles "no es peligrosa" porque su cantidad es muy baja. Y no implica necesariamente la presencia de toxinas, porque no todas las especies de cianobacterias tienen la capacidad de producirlas y porque en aquellas especies que sí la tienen, las llamadas potencialmente tóxicas, la producción de esa sustancia no es necesariamente continua e incluso puede "no producirse". Con ello, la utilización del anillo por parte de los piragüistas no tiene por qué llevar aparejado un riesgo. Es la principal conclusión del informe encargado por el Grupo Covadonga, elaborado por un equipo de expertos liderado por Francisco Pellicer, de la Universidad de Zaragoza, que contraviene otro documento firmado por la Universidad de Oviedo y remitido a la Comisión Técnica del Litoral. (Lee íntegra la entrevista de LA NUEVA ESPAÑA a Francisco Pellicer pinchando aquí).

El estudio del Grupo invalida las conclusiones del Ayuntamiento, que recomienda no practicar deporte en el anillo navegable por "riesgo para la salud". Y añade que "incluso la demostración de toxicidad en una población cianobacteriana en un ecosistema dado, no implica necesariamente un riesgo para la salud humana, siempre y cuando las cianobacterias se mantengan dispersas en el ecosistema". Según este estudio, es solo el desarrollo de acumulaciones, y especialmente la formación de "natas" y "espumas", la que provoca los riesgos. Los resultados en los que basa sus conclusiones el Ayuntamiento, "parecen indicar de forma bastante clara que el anillo navegable no está sujeto actualmente a problemas de proliferaciones cianobacterianas", sostienen los expertos contratados por el Grupo Covadonga.

También se refiere este informe a que la presencia de las llamadas diatomeas, detectadas por el estudio de la Universidad de Oviedo y que son productoras de una neurotoxina que puede producir intoxicaciones severas tras su consumo (con síntomas gastrointestinales y cefaleas), sería externa porque proceden del agua salada, no del anillo. "De hecho, tradicionalmente se ha considerado como una toxina casi exclusivamente marina, por lo que su presencia en el anillo navegable -en caso de que se diera- tendría su origen en los aportes de agua salada en marea alta. Se trataría de un problema importado, nunca originado en el anillo", recalca el informe. Y añade que, incluso en el caso de que se detectaran sustancias tóxicas, "estas no se acumularían nunca en el agua a concentraciones que pudieran llegar a ser peligrosas para el ser humano o la fauna". Y en el caso específico de las cianobacterias "los valores detectados pueden considerarse absolutamente inocuos para el ser humano".

Los redactores del informe aseguran desconocer si la idea de que el anillo navegable funciona como "un criadero de algas tóxicas" surgió "en base a un malentendido, o a una interpretación equivocada, o a una errónea identificación visual". Y rematan asegurando que "en el anillo navegable se ha detectado una abundancia aproximadamente 5.400 veces más baja que el umbral considerado por la OMS, y por tanto, dista mucho de suponer un problema de salud".