El pequeño Hugo Fernández, de seis años, no se perdió ayer detalle de cómo es una calabaza por dentro, todo un hallazgo botánico que va más allá de la tradicional festividad de Halloween y que ayer hizo las delicias de los más pequeños en el Jardín Botánico Atlántico de Gijón.

En dos turnos, de mañana y tarde y con las debidas medidas de seguridad, los niños participaron en una investigación sobre el interior de las cucurbitáceas, diseccionando la pulpa y la piel, separando semillas y haciendo observaciones al microscopio para saber finalmente dónde plantarlas y cómo cuidarlas. “Lo ha pasado fenomenal, ha sido interesante y al final se trata de normalizar un poco la situación para los niños”, reflexionaba al término del taller su padre, Miguel Fernández.

En el caso de los hermanos Rocío y Mario León la intención era “que pudieran disfrutar con toda la seguridad posible, y valoramos de manera especial que fuera al aire libre”, razonaba su madre, Isabel Martín. Los niños, confesaron, disfrutaron “un montón” y hasta pudieron participar en un juego de pistas en los huertos del Botánico como colofón a la jornada.

Las actividades otoñales continúan hoy en el Jardín con otro taller para familias para conocer el ciclo de vida de esta hortaliza, su calendario de plantación, los cuidados que necesita y descubrir a otras parientes de esta gran familia. Además, cada grupo familiar que participe en la actividad tendrá que hacer uso de su imaginación y creatividad para trabajar su propia decoración.