Un vecino de Gijón de 40 años fue detenido por apropiarse de una cinta de correr que había pedido su casera a una empresa de venta directa. La investigación se inició después de que el producto hubiera sido entregado y la mujer anulara los pagos porque negaba haberlo recibido. Lo que había pasado es que la cinta sí se había entregado en el domicilio correcto, pero que un hombre que tenía alquilada una habitación en esa residencia se quedó con la cinta y la vendió poco después por un valor mucho más bajo del estipulado, quedándose con todos los beneficios y a espaldas de su casera.