Una novela que narra la historia de Gijón desde su fundación hasta el siglo XX, escrita por los estudiantes de Bachillerato Olaya Rodríguez y Pablo Arango, y un trabajo sobre arqueología basado en los castros de Villaviciosa, a cargo del reputado investigador Jorge Camino Mayor. Esos son los dos trabajos galardonados ayer en la vigesimosegunda edición de los Premios de Investigación “Rosario de Acuña”, pospuestos en abril por la pandemia de coronavirus y fallados de manera telemática. “En esta edición destacan la gran cantidad de trabajos presentados”, aseguró Raquel Álvarez, la directora del instituto Rosario de Acuña, cuyos premios tienen dos categorías, una para estudiantes y otra para investigadores.

El trabajo de Jorge Camino Mayor se titula “Las raíces del campo asturiano en el primer milenio antes de Cristo. El sistema agrario de la edad de hierro”. Fue el que se llevó el premio en la categoría de investigadores, dotado con un premio en metálico de 1.500 euros, a la que concurrieron otros cinco trabajos. La obra de Camino es sesuda y versa sobre la producción agrícola a lo largo de la edad del Hierro, la mezcla de cultivos, las cosechas y el almacenamiento, entre otros aspectos. “Que haya participado Jorge Camino supone un elogio para los organizadores. Dice mucho de cómo se está percibiendo esta convocatoria de investigación y ayuda a empoderar la organización de los premios”, valoró Álvarez.

Por su parte, el trabajo que se llevó el premio en la categoría de estudiantes fue el que realizaron los jóvenes Olaya Ribero, de 16 años, del instituto Bernaldo Quirós de Mieres, y Pablo Arango Rodríguez, de 17, y alumno del instituto Santa Cristina de Lena de Pola Lena. El título de su investigación se llama “Gijón. Unas calles llenas de historia”. Se trata de una especie de novela que recorre la historia de la ciudad desde su fundación a través de la mirada de personajes destacados como Josefa de Jovellanos, una de las poetas más importantes en lengua asturiana, o Alberto Alonso Blanco, más conocido en Cimadevilla como Rambal. También, hay personajes inventados por sus creadores, sobre todos aquellos relativos a la época romana. “No queríamos que el trabajo fuera algo típico, que diera datos de la ciudad y ya. Lo que buscamos fue centrarnos en cómo era la ciudad y la gente que vivía ahí. Que fuera algo más familiar”, apunta Olaya Rodríguez.

Olaya Rodríguez y Pablo Arango decidieron presentarse a los premios de investigación Rosario de Acuña el pasado mes de agosto. Aunque ella vive en Mieres y él en Pola de Lena sienten querencia por Gijón. Ambos son amigos y enfocaron su trabajo de una forma original. Se reunieron para hacer una tormenta de ideas y al final se decantaron por novelar la historia gijonesa. Al principio solo iba a haber un personaje, Josefa de Jovellanos, pero pronto se lanzaron a la aventura. “La historia de Gijón es muy interesante, pero tuvimos que documentarnos mucho. Tocó estudiar bastante”, comenta Pablo Arango. Su pericia narrativa ha tenido premio, también en metálico, en este caso de 500 euros.

Los premios de investigación Rosario de Acuña son ya un certamen veterano en Gijón, que han cumplido 22 años en activo. Ni siquiera el coronavirus ha podido frenarlos, a pesar de que esta edición tuviera que retrasarse por los efectos de la pandemia. Cuando la situación lo permita, los jóvenes estudiantes deberán hacer una presentación de su trabajo ante otros alumnos de Secundaria para mostrar al resto del mundo un talento que va al alza.