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Gijón repite la receta presupuestaria de la prórroga

El gobierno estrenará 2021, marcado por el covid, alargando las cuentas del año anterior, como ya hizo Foro cuatro veces al toparse con la falta de apoyos políticos y la regla de gasto

Fachada principal del Ayuntamiento de Gijón.

El Ayuntamiento de Gijón empezará 2021 en prórroga presupuestaria. Así lo ha decidido ya el gobierno compartido de PSOE e IU que lidera Ana González. Un inesperado escenario económico marcado por el covid-19 que minoraba la previsión de ingresos municipales en ocho millones y aumentaba los gastos en otro tanto está detrás de la decisión. La Dirección General Económico-Financiera diseñó un proyecto presupuestario de 241,3 millones, pero, por más vueltas que le dio, no fue capaz de encontrar solución al incumplimiento normativo que suponía presentar unas cuentas con ahorro neto negativo. En ese contexto se ha decidido dejar ese proyecto en el fondo de un cajón y plantearse la opción de que Gijón demore de finales de este año al primer trimestre del año que viene la elaboración de unas cuentas realistas. Eso sí, vía modificaciones presupuestarias.

Será en marzo, previsiblemente, cuando se puedan incorporar los 12,5 millones de remanentes que ya hay en el cajón y se puedan sumar los millones del superávit de este 2020. También se puede tener en marcha ya un préstamo por 20 millones de euros para inversiones y, se confía, ya estará aclarado cuánto dinero, si es que hay dinero, llegará a la ciudad de otras administraciones dentro de fondos extraordinarios por la crisis del covid-19. Entonces si habrá opciones a un presupuesto acorde a la realidad y sin trabas normativas.

En todo caso, la prórroga presupuestaria no es una novedad en el panorama municipal gijonés. La tranquilidad de la primera década del siglo acabó quebrándose en 2014 con la primera prórroga a la que tuvo que enfrentarse el gobierno de Carmen Moriyón. La primera que no la última. También hubo prórroga los años 2016, 2018 y 2019. Ese 2019 el motor municipal comenzó con créditos prorrogados por una cuantía de 199 millones sobre un crédito inicial de 227 que, hay que recordar que fueron dos años consecutivos de prórroga presupuestaria, se correspondían a las cuentas aprobadas para el año 2017.

Y es que en esos últimos años de mandato de Foro y Carmen Moriyón a las complicaciones para conseguir los apoyos políticos suficientes en el salón de plenos para la aprobación del presupuesto se sumó la exigencia legal de que el Ayuntamiento acometiera un plan de ajustes de dos años por haber incumplido en la ejecución presupuestaria de 2017 la regla de gasto. Un incumplimiento en base a los millones transferidos a la Fundación Municipal de Servicios Sociales para hacer realidad la renta social, cuya puesta en marcha fue el compromiso para que IU y Xixón Sí Puede favorecieran con su abstención que saliera adelante el proyecto presupuestario de Foro para el año 2017.

Del incumplimiento de la regla de gasto también se habló en 2015. Al final todo quedó en nada en base a un inexacto computo de diez millones de euros de fondos europeos que había dado lugar al error. La regla de gasto es uno de los principios de la Ley de Estabilidad Presupuestaria cuyo cumplimiento, de manera extraordinaria por el covid, no se exige en esta ocasión a los municipios. Solventado ese problema ahora Gijón se ha topado con el obstáculo de otra regla presupuestaria: el ahorro neto.

El último Plan Económico-Financiero con su paquete de ajustes acabó su aplicación en 2019. Algo que liberó de corsés al gobierno de izquierdas a la hora de diseñar su proyecto presupuestario para 2020, que salió adelante gracias a la abstención de Podemos-Equo. Si en los años de gobierno de Foro fue el PSOE quien cargó con mayor dureza contra el recurso a la prórroga presupuestaria es ahora Foro quien pasa la factura a los socialistas.

En marzo se incorporarán 12,5 millones de euros de remanentes y se podrá sumar el superávit de 2020

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Las prórrogas presupuestarias garantizan la disponibilidad de la mayor parte de los créditos para gastos de personal, gastos corrientes y transferencias corrientes, pero son un duro golpe para los capítulos de inversiones reales y transferencias de capital donde solo computa lo comprometido de antemano. Esto, en el caso de Gijón, afecta a las iniciativas del propio ayuntamiento, pero también a las comunidades de vecinos que siguen esperando por sus ayudas a la rehabilitación de fachadas. Solo quedan prorrogadas las anualidades comprometidas.

Igual que pasa con las entidades sociales, y no son pocas, que tienen un convenio nominativo con el Ayuntamiento que sustenta su financiación. Están salvadas aquellas con compromisos plurianuales. Algo que en los últimos tiempos se tuvo muy en cuenta a la hora de firmar los convenios, por ejemplo, con las entidades sociales que apoyan a los colectivos más vulnerables de la ciudad. Otro dato a tener en cuenta, una prórroga presupuestaria afecta al Ayuntamiento y sus tres organismos autónomos: las fundaciones de Cultura y Servicios Sociales y el Patronato Deportivo. Las empresas municipales son harina de otro costal, pero, en todo caso, todas dependen de la transferencia que reciben del Ayuntamiento como su socio único, en la mayoría de los casos. Esas transferencias quedan garantizadas, en su mayor parte, en el decreto de prórroga. A las empresas municipales también les está golpeando duro el covid. Y si no que se lo digan a Emtusa con una pérdida de ingresos por caída de viajeros que tiene pocos visos de solventarse en los próximos meses.

Decidida la prórroga, al gobierno le queda por delante un tortuoso camino de modificaciones presupuestarias para ir ajustando el presupuesto. Algunas se hacen sin complicación cambiando euros de una partida a otra por bolsa de vinculación, otras no necesitan más que una firma de la Alcaldesa. Pero las más importantes llegarán al Pleno y eso supone negociar una a una que tengan los votos suficientes para salir adelante. El gobierno solo puede aportar 12 de los 27 votos que tiene la Corporación.

En años de prórroga se han superado la treintena de modificaciones presupuestarias. Tampoco es una cifra que escandalice. Este año, el covid se encargó de romper la tranquilidad del presupuesto aprobado, y se hicieron 21 modificaciones por una cuantía de 48 millones de euros: unos 10,9 para dar cobertura a incidencias por el covid. En todo caso, de nada sirve la historia porque en ella no se encuentra ningún año en el que una prórroga presupuestaria haya coincidido con una gran crisis económica causada por una pandemia mundial. Una realidad que aún no tiene un final feliz a la vista.

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