El empresario y exconsejero de la Cámara de Comercio Alfredo Paredes González-Concejo falleció ayer a los 95 años. Aunque nacido en Palencia, Paredes fue durante años “casi un magnate” en la ciudad tras haberse mudado a Gijón siendo muy joven, atraído por la prosperidad de la Asturias de mitad de siglo XX. En cuanto acabó sus estudios, montó un almacén de droguería y perfumería que se ubicó durante años en la céntrica calle La Merced y, después, en un gran edificio que llevaba su nombre en la avenida de la Constitución (antes Fernández Ladreda). De esta tienda acabó saliendo todo un imperio empresarial que llegó a acumular a 800 empleados en plantilla a su cargo con negocios en el sector, textil y gas butano, entre otros. Será despedido hoy, a las 18.00 horas, en la iglesia de San Julián de Somió.

A Paredes lo contrataron para su primer trabajo como dependiente en una perfumería a los 15 años, y a los 18 ya era jefe de compras. Trabajó casi toda su vida. Arrancó su negocio en La Merced con el apoyo económico de su padrino, pero no tardó ni tres años en reunir ganancias suficientes para devolverle el préstamo. Por eso siempre se sintió orgullo de no ser un empresario “de cuna”. Llegó a Gijón solo, sin la compañía de su familia, y así pudo centrarse en su carrera. Su soledad no obstante, duró poco. Pronto se enamoraría de su secretaria, María Antonia Albañil. Fallecida en 2016, con ella tuvo cuatro hijos que les dieron cinco nietos.

Su trayectoria como empresario es difícil de resumir. Ese almacén de droguería acabaría vendiendo también pavimentos y de electrodomésticos, cuando Paredes promovió la construcción de un edificio en Fernández Ladreda, el primero de la avenida en contar con nueve pisos. Después se metió de lleno en el por entonces rentable negocio del gas butano y fue uno de los responsables de los depósitos de la Campa Torres. También se dedicó a la fabricación de betún líquido, de poliéster y a la venta de camisas. Fue cónsul de Panamá durante 14 años –donde un virus le dejó con la visión deteriorada– y consejero de la Cámara de Comercio y de la Feria de Muestras durante veinte. Ya jubilado, se dedicó hasta que pudo al deporte. Disfrutó especialmente de su práctica en el Grupo Covadonga.