Ante la pandemia, alegría. Es al menos lo que piensan ya en muchos hogares gijoneses, lanzados de lleno a adornar sus viviendas con motivos navideños cuando apenas se ha pasado el ecuador del mes de noviembre. Un adelanto de las fiestas más familiares del año que, a la espera de ver cómo se pueden celebrar, están haciendo sudar ya la gota gorda a quienes se dedican al negocio de la decoración personalizada. Lo saben bien en la empresa familiar gijonesa Bolas de Navidad, un proyecto nacido en torno a una impresora en tres dimensiones que se ha coronado ya como uno de los centros de producción y distribución de ornamentación navideña a la carta más potentes del país. Tal es el ansia de los compradores esta campaña que la firma lleva ya “un 50 por ciento más de ventas que el año pasado por estas fechas”, explica Alejandro Gil, fundador del proyecto.

Cuatro de los artículos que comercializa la firma gijonesa.

Y así ha sido gracias, primero, a la producción de llaveros personalizados; después, con piezas muy específicas para aeromodelistas, y ahora, con una variedad de hasta 324 combinaciones diferentes de bolas de Navidad personalizadas. Los amantes de la decoración pueden elegir entre bolas esféricas rellenas, bolas sencillas, estrellas en metacrilato, con foto, en forma de corazón, de espejo, de madera grabada, con la cara de Papá Noel, de un pingüino o de un duendecillo con cuerpo de árbol, adornos con luz, arbolitos de Navidad, huellas de mascota, jerséis navideños para colgar del árbol y, como novedad este año, pequeños árboles de madera en los que se puede grabar el nombre de toda la familia y un mensaje navideño.

La Navidad, de otra dimensión

“Se venden como churros y triunfa el espejo oro con espejo rojo”, señala Gil, que ha empleado a toda su familia para poder dar abasto a los encargos que reciben. Sus padres, Sebastián Gil y Ángela García, con la ayuda ocasional de una hermana y después de contratar a dos becarios, Marcos Chaves y Pelayo Fernández, son los encargados de poner en marcha la maquinaria navideña. “Todo personalizable”, destaca. En ello radica el secreto de su éxito desde su pequeño taller de Laviada. “Somos los únicos que hacemos este tipo de trabajos en producción seriada”, asegura, y eso en tiempos de restricciones sanitarias, es muy importante “poder ofrecer algo así”.

La Navidad, de otra dimensión

“Mucha gente que este año igual no se puede reunir quiere tener a los suyos presentes de esta forma, y también vendemos muchos detalles como regalo a los abuelos o los padres”, indica. La mayoría de los encargos llegan de fuera de Asturias y hasta del extranjero, y la facturación con respecto a las mismas fechas del año pasado se ha multiplicado “casi por 2.000”. Además, “no dejan de llegar encargos, llamadas de gente que quiere poner ya el árbol de Navidad y que nos piden cosas para tener cuanto antes; hay mucha gana de comprar”, resume Alejandro Gil, que ve cómo este año “va a ser de récord”. El público “tiene ganas de luz y alegría en medio de tanta pandemia”, señala. Y se nota. Como muestra, el mensaje que les ha enviado un cliente: “Muchas gracias por crear algo tan bonito en esta triste Navidad”. Unas fiestas que gracias a un pequeño negocio familiar del barrio de Laviada serán un poco más animosas. A pesar de todos los pesares.

La Navidad, de otra dimensión