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José Ignacio algueró Cuervo | Profesor, experto en la crisis saharaui

“La única solución justa para el Sahara es el referéndum, pendiente desde 1982”

“Marruecos tiene la sartén por el mango y presiona a España relajando la vigilancia de las costas para que puedan salir más inmigrantes”

José Ignacio Algueró.

El gijonés José Ignacio Algueró Cuervo es uno de los mayores expertos sobre la crisis saharaui en España. Doctor en Geografía e Historia por la UNED y profesor de Secundaria jubilado, dedicó su tesis, publicada como libro, al conflicto con el que se obsesionó en el año 1975, mientras cursaba sexto de Bachillerato en el Real Instituto de Jovellanos, cuando un profesor les habló de la “marcha verde”. “Ahí me hice el propósito de investigar las causas del conflicto”, explica ahora, después de que la crisis vuelva a salir a la palestra.

–En su libro habla sobre la “marcha verde”.

–Sí, en mi tesis demuestro que fue un montaje, porque España ayudó a Marruecos a organizar la “marcha verde”, facilitándoles los planos de por dónde debería transcurrir, y retrasó la frontera del Sahara Occidental para que los cientos de miles de marroquíes, bastantes de ellos militares vestidos de civiles, entrasen en el Sahara Occidental. Ese montaje sirvió a la opinión pública para decir que España evitó una guerra, cuando en realidad España descolonizó muy mal y la ONU miró para otro lado. Además, personas de gran importancia, como José Solís, ministro secretario general del Movimiento, que era gestor de los intereses económicos de Hassan II en la Costa del Sol, o el Príncipe Juan Carlos, se movieron para que se olvidara esa promesa de autodeterminación y se firmara un acuerdo para entregar a Marruecos y Mauritania.

–¿Cuáles son los últimos acontecimientos sucedidos en el Sahara Occidental?

–Todo comenzó con una protesta civil pacífica en una zona que no debería estar militarizada en la frontera sur del Sahara occidental con Mauritania. Los saharauis cortaron el tráfico y Marruecos intervino mandando unas tropas militares para disolver a quienes estaban allí concentrados. Coinciden las fuentes en que hubo disparos, pero parece que no hubo víctimas. Y a partir de ahí comienza la confusión. El Frente Polisario dice que ha declarado el fin del alto el fuego decretado en 1991 y Marruecos reconoce esa escaramuza, pero dice que no se ha vuelto a la guerra. De hecho, ante la Unión Europea y la ONU dicen que no quieren volver al conflicto, pero es una estrategia, porque tradicionalmente no han reconocido al Frente Polisario como movimiento independentista. Incluso en los años en los que el Polisario ganaba las batallas, en los 80, ni siquiera reconocía que habían tenido lugar estas batallas.

–¿Cuál es el papel de España en toda esta situación?

–Marruecos está poniendo a prueba a España, que tradicionalmente ha sido el principal apoyo de la ocupación del Sahara por parte de Marruecos, junto a Estados Unidos y Francia. De hecho, España fue quien entregó el Sahara a Marruecos y Mauritania en 1975. Pero como hay mucha presión, porque la población española es mayoritariamente favorable a la causa saharaui, los gobiernos españoles tratan de que este apoyo no sea tan evidente, aunque los hechos son tozudos. Marruecos está poniendo a prueba a este Gobierno progresista, con Podemos, que tradicionalmente estuvo a favor del referéndum de autodeterminación del Sahara. Así, están facilitando la salida de pateras hacia España y presionando en Ceuta y Melilla.

–¿Y de la comunidad internacional?

–Una vez más, Francia, Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea están llamando a la tranquilidad, la paz y la calma, esperando acontecimientos y sin posicionarse de forma clara.

–¿Por qué hace Marruecos esta presión?

–Marruecos quiere legitimar su ocupación del Sahara. He dedicado muchísimas horas de mi vida a buscar documentos para ver qué justificación tiene Marruecos para ocupar el Sahara Occidental y no la he encontrado. Una prueba de que no existe legalmente el derecho marroquí sobre el Sahara es que ninguna organización internacional, ni la ONU ni la Unión Africana, lo reconoce. Incluso el Tribunal de La Haya dijo que no existía soberanía de Marruecos sobre el Sahara. Y, sin embargo, se permite. La Unión Europea, con todo lo que se presume de modelo de convivencia, es una farsa. El Parlamento Europeo reconoce el derecho a realizar este referéndum y un informe de las Naciones Unidas reconoce que las riquezas del Sahara son propiedad de los saharauis, pero la Unión Europea sigue firmando acuerdos de pesca con Marruecos en aguas del Sahara Occidental.

–¿La única solución posible es el referéndum?

–Sí. Es la única solución y la única justa. Está pendiente desde que se comprometió a ello Hassan II en 1982, pero se niega en rotundo a celebrarlo, con lo que la ocupación es legal. Marruecos solo ofrece una autonomía, que nunca llegó a concretarse y que no tiene ni pies ni cabeza porque es un país totalmente centralista.

–¿Se ha estado alguna vez cerca de solucionar este conflicto?

–Sí. Se llegó a elaborar un censo para el referéndum y se creó una misión de las Naciones Unidas para que llevara todos los detalles. Pero Marruecos fue poniendo obstáculos. El principal, exigiendo que votasen todos los colonos marroquíes que habían llegado al Sahara. Allí podían vivir 100.000 saharauis que no huyeron a los campamentos de Tinduf, pero había muchos más colonos que se habían trasladado allí por los beneficios fiscales que les ofreció Marruecos. Se aumentaba el censo metiendo a parte de esos colonos y aun así Marruecos se opuso. Al llegar Mohamed VI al poder tras la muerte de su padre ya se olvida del referéndum y les ofrece esa autonomía, con el apoyo vergonzoso de los gobiernos españoles, sobre todo del PSOE, con Zapatero y Felipe González, que se convirtieron en auténticos valedores de los intereses marroquíes en el Sahara Occidental.

–¿Qué consecuencias geopolíticas puede tener este conflicto para España?

–Supondría volver a la inestabilidad que viene produciendo la vecindad de Marruecos. España llega al Sahara para proteger la espalda de Canarias y porque es un sitio estratégico para las conexiones internacionales. Además, el Sahara es inmensamente rico. No solo está el banco pesquero canario-sahariano, sino también las mayores reservas del mundo de fosfatos. También hay posibilidades de encontrar petróleo o uranio. Por eso Marruecos no quiere desprenderse de ese territorio. Y para ello presiona a España relajando la vigilancia de las costas para que puedan salir más inmigrantes rumbo a España. Tienen la sartén por el mango y lo saben utilizar con habilidad. El derecho internacional está de parte de los saharauis, pero los intereses económicos y geopolíticos están de parte de Marruecos.

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