Según explica la facultativo María Riestra, el objetivo del estudio es monitorizar los cambios a nivel corporal de pacientes oncohematológicos, un campo que en este caso se centrará en los diagnosticados con las dos patologías citadas. ¿El motivo? Que los tratamientos para estos tumores son, como casi cualquier medicación oncológica, agresivos, lo que sumándose a la propia enfermedad hace que el paciente se deteriore físicamente con cierta velocidad. Y, en caso de no detectarlo a tiempo, el tratamiento inicial puede provocar intoxicaciones accidentales. “Sabemos que la pérdida de músculo puede hacer que algunos pacientes toleren peor el tratamiento o que presente más toxicidad, así que nuestra idea es poder monitorizar esos cambios en el músculo para prever si va haber más deterioro y poder rebajar la dosis del tratamiento”, resume la experta.
El ecógrafo, entregado ayer a las puertas de las Urgencias del hospital de la mano de Gonzalo Álvarez, del laboratorio de Nutricia, facilitará el trabajo. “Es un aparato de esos que dicen que son de última generación, y será una de las pruebas claves. También haremos otro tipo de analíticas, pero esto nos ayuda”, agradece Riestra, que explica también que, como la donación es permanente, este ecógrafo se incorpora oficialmente al servicio y ayudará para diagnosticar otras patologías. El estudio iba a empezar en noviembre, pero la pandemia lo ha retrasado hasta, previsiblemente, el mes que viene.