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Taza y media

Los pecados de la prórroga

Las prórrogas presupuestarias nacen con dos pecados originales: no se ajustan con rigor a las necesidades porque son una adaptación de un ejercicio ya pasado y exigen un constante, a menudo cansino, esfuerzo para alcanzar acuerdos. Ambas taras se verán acentuadas en las cuentas que tendrá Gijón en 2021 (que son hijas de las dificultades para cuadrar ingresos y gastos debido a la crisis) porque el próximo año económico se parecerá al actual tanto como un huevo a una castaña y porque la oposición no anda muy dispuesta a regalar pactos para las constantes modificaciones que están por venir. Foro, el PP y Vox se han autoexcluido, al menos de primeras, al entender que el gobierno local no ha presentado un nuevo documento porque no ha querido o no ha sabido. Y Ciudadanos y Podemos andan con la mosca detrás de la oreja después de varios desengaños negociadores.

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