Recibir de golpe un 50% más de la mercancía para la que una instalación está dimensionada puede resultar un bocado difícil de tragar. Eso es lo que le ha pasado a la terminal de contenedores de Gijón, que se ha atorado con los tráficos desviados desde Bilbao a raíz de la huelga de la estiba que comenzó el pasado 9 de octubre en el puerto vasco. El desbarajuste se ha traducido en que haya barcos que han tenido que zarpar dejando en tierra hasta 150 contenedores. Las empresas asturianas que exportan o importan habitualmente por esta terminal están que echan humo, mientras que los transportistas se quejan por las largas esperas, de horas, para acceder a la terminal.

Entre los perjudicados por la situación están empresas de alimentación que exportan buena parte de su producción, como El Gaitero y Mayador, y que se han topado con esta situación a las puertas de la campaña de Navidad, relevante para sus ventas. También las industrias lácteas, más Capsa que Ilas, la cual ya realizaba parte de sus exportaciones por Vigo.

El agroalimentario no es el único sector perjudicado. Los principales clientes de la terminal de contenedores de El Musel son ArcelorMittal, que exporta bobinas y alambrón, y Asturiana de Zinc (Azsa), que también recurre a esta vía para sus lingotes. Pero hay más, ya que la terminal es utilizada por múltiples empresas del sector industrial en sentido amplio, según explican fuentes de la patronal. Entre ellas, empresas químicas para la importación de materia prima o exportación de productos. Rioglass se encuentra entre las que realiza más envíos, de paneles fotovoltaicos. Son sólo algunos ejemplos.

Varias de las compañías afectadas optaron por recurrir a finales de la semana pasada a los representantes de la patronal en el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Gijón para pedirles su apoyo. También lo acaban de hacer las patronales del transporte, Asetra y Cesintra, que promueven una reunión con el Consejero de Infraestructuras del Principado, Alejandro Calvo; el viceconsejero del ramo, Jorge García; el presidente del Puerto, Laureano Lourido; el consejero delegado de APM Terminals en España (que gestiona la terminal de Gijón), Carlos Arias; y el presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), Belarmino Feito.

FADE difundió ayer un comunicado instando a Puertos del Estado a tomar medidas para solucionar el conflicto de la estiba en el puerto de Bilbao y, de esa manera, “el colapso que dicha situación está generando en la terminal de contenedores del Puerto de Gijón, que ocasiona un importante perjuicio para las mercancías de empresas asturianas exportadoras, así como a las empresas de transporte de la región, que debido al elevado tiempo de espera, ven reducida su capacidad de servicio, y por consiguiente su rentabilidad” en un año difícil por la crisis derivada de la pandemia del coronavirus. La patronal también pide a las navieras que busquen soluciones.

Las patronales del transporte, por su parte, han reclamado inversiones, más medios humanos y la modernización de una terminal portuaria que no está preparada para asumir el aumento de tráficos que se ha producido: el mes pasado por la misma pasaron 9.525 TEUS (contenedores de seis metros o su equivalente) frente a los 6.381 del año pasado.

La situación llevó a la terminal a tener que duplicar la superficie de almacenamiento que utiliza en el muelle de La Osa, sumando a los 40.000 metros cuadrados que tiene en concesión otros tantos en régimen de autorización temporal, en la zona en la que en su día se ubicó el Circo del Sol.

Además, el gestor de la terminal, APM Terminals (grupo Møller-Maersk) trasladó a Gijón a 15 trabajadores desde sus terminales de Valencia, Barcelona y Castellón (actualmente sólo permanecen ocho), junto a de varias carretillas elevadoras y plataformas para el traslado de contenedores por la terminal. También se ampliaron los horarios, extendiéndolos al fin de semana, se instaló una segunda báscula, para el pesaje de los contenedores que llegan por tren y se abrió una segunda puerta de acceso, lo que según los transportistas ahora se hace de manera discontinua.

FADE elogió ayer el papel del Puerto en esta crisis, señalando que el mismo exigió a la concesionaria el incremento de medios en una terminal que precisaría de inversiones para poder crecer. El presidente de la Autoridad Portuaria mantuvo el pasado octubre una reunión con los representantes de los accionistas de la terminal –APM y Alvargonzález– cuya concesión vence en 2022, reclamando mejoras que la concesionaria asumió.

El presidente de la Cámara de Comercio de Gijón, Félix Baragaño, también lamentó ayer el “colapso” que está afectando negativamente a las empresas asturianas puntualizando que “nos consta el esfuerzo que la concesionaria está realizando” ante unos tráficos que asegura que se han quintuplicado, deseando que una parte de los tráficos desviados de Bilbao a Gijón sigan usando El Musel cuando acabe la huelga vasca.

Un deseo que parece difícilmente alcanzable, a la vista de la experiencia. El colapso alcanzado por la avalancha de tráficos que habitualmente van por Bilbao es tal que hace un mes la terminal restringió la entrada de esas mercancías, con lo que pasaron de llegar catorce a siete trenes semanales. El resto se están embarcando ahora por el puerto de Pasajes, con grúas alquiladas ex profeso, ya que carece de terminal de contenedores.

La situación no sólo ha derivado en malestar de empresas manufactureras y de transporte, sino también de las propias navieras. El desorden en la ubicación de los contenedores que llegan a la terminal está haciendo que para llevar alguno de ellos hasta el barco haya que mover en ocasiones otros 28. Alguno directamente ni se encuentran a tiempo para embarcar. Esto ha hecho que se hayan sucedido las partidas de barcos dejando en tierra parte de su carga, en algunos casos hasta 150 contenedores. El capitán de uno de los barcos llegó a formalizar una queja ante la Autoridad Portuaria por tener que zarpar sin haber embarcado 50 de los contenedores previstos, desbalanceando de esa forma la carga del buque.

La terminal también ha obligado a las navieras a almacenar en depósitos externos sus contenedores hasta que se acerque la fecha de embarque y retiren previamente los que ya están en la terminal, lo que supone un incremento de sus costes.

La huelga en Bilbao sigue enquistada ante la negativa de los estibadores a que una parte del trabajo lo realice personal ajeno a ellos. Concluye el 9 de diciembre y ya ha vencido el plazo para hacer un preaviso de huelga que les permitiera encadenar nuevos paros. El gobierno central está mediando en el conflicto, con una propuesta que va a trasladar a las partes la directora general de empleo del Ministerio de Trabajo, Verónica Martínez, tras la reunión que mantuvo con empresas y sindicatos el pasado viernes.

No está claro cuándo se va a solucionar el conflicto en Bilbao y tampoco las consecuencias para El Musel. Algunas de las compañías que venían usando la terminal de contenedores, tanto asturianas como de provincias cercanas, han tenido que recurrir a otros puertos, como el de Valencia o Vigo. El malestar también incluye a navieras, en alguna de las cuales hablan de “inoperancia” de la terminal y recuerdan que la misma quedó descabezada tras el traslado a Valencia de su último director. La falta de automatización de procesos, el cuello de botella que supone una sola puerta, la escasez de básculas o el que los trenes no lleguen directamente al muelle de carga como ocurre en otros puertos, son algunos de los problemas de la terminal gijonesa para mejorar en fluidez.