La hostelería asturiana prepara una demanda colectiva contra el Gobierno central a causa de “la masacre a la que están sometiendo a los sectores considerados como no esenciales”, explicó el portavoz de la asociación Asturias Suma, Jacobo Méndez. Tras semanas de consultas a diversos bufetes de abogados, está previsto que en los próximos días den comienzo a los trámites para poder interponer esta demanda, que busca “una indemnización a estos sectores”, relata Méndez. Por el momento, es Asturias Suma quien abandera esta propuesta, pero la entidad está abierta a que otros colectivos puedan adherirse, además de los hosteleros que de forma individual quieran hacerlo.

Así lo anunció en el multitudinario recibimiento que tuvieron los conocidos como "los cinco de San Pedro", un grupo de hosteleros que llevaba una semana encerrado en la iglesia parroquial gijonesa y que ayer dio por finalizada la protesta. Jorge Blanco, María Liliana Bermúdez, Jenri William Álvarez, José Amador Medina y Borja Gil fueron recibidos al sonido de la gaita de Diego Lobo y los aplausos y vítores del centenar de personas que los acompañaron, incluidos los hosteleros que previamente se habían encerrado en Laviana, Mieres, Avilés o Langreo. “¡Sois un orgullo!”, gritaba la multitud en forma de agradecimiento.

“Gracias por estar aquí y por todo el apoyo”, remarcó Jorge Blanco altavoz en mano, “aunque fuimos los que menos tiempo estuvimos encerrados, fue duro física y mentalmente”.

Tras salir a la calle, con un bote de humo en la mano, Blanco enfatizó que “nos queda luchar desde fuera, todos juntos, para que esto no haya sido en balde”, reiterando la petición más repetida en las últimas fechas por el sector de la hostelería: “Que nos dejen trabajar dignamente, que somos personas”. Un alegato que fue muy aplaudido por el público presente que acudió a alentar a los cinco encerrados, quienes concluyeron encaramándose a la verja del templo para quitar la pancarta reivindicativa. También los cinco escanciaron un culín de sidra en apoyo a un grupo de hosteleros que partieron caminando desde Pontevedra hasta Madrid “para defender sus derechos y los de todos nosotros”, enfatizó Blanco, que tildó el gesto de “muy digno”.

Fueron ocho días de encierro en la dependencia anexa al templo que, sin embargo, no lograron el objetivo buscado: ser escuchados por las administraciones. “A los de arriba todavía no les quedó claro que todos somos esenciales”, reiteró Jacobo Méndez, que criticó que “la gente encerrada no ha sido escuchada, siguen pasando de nosotros”, explicitando que “si no escuchan pacíficamente, lo tendrán que hacer por vía legal y judicial”. El representante de Asturias Suma finalizó asegurando que “seguiremos vivos y luchando para que nos escuchen, que tenemos mucho que decir”.

Los hosteleros encerrados en Gijón abandonan la iglesia

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