Fue una vida larga, intensa y llena de cariño. Nieves Areces Vázquez, madre del difunto expresidente del Principado y exalcalde de Gijón, Vicente Álvarez Areces, falleció ayer en su domicilio de Gijón, a los 108 años. “Murió sonriendo, tranquila, como había vivido”, explicó Miguel Ángel Álvarez Areces, otro de sus cuatro hijos. Atrás queda más de un siglo marcado por la docencia y por los ideales de la educación.

Su muerte se produjo 23 meses después que la del expresidente autonómico, que al igual que sus hermanos cursó sus estudios de primaria en la Escuela Graduada de Gijón El Arenal (posteriormente Héroes del Simancas y actualmente colegio Los Campos), donde su madre fue maestra durante 41 de los 43 años que ejerció. En el centro era doña Nieves, una profesora que en los primeros años de la posguerra no sólo alimentaba el intelecto de sus alumnos. También hacía que algunas alumnas cuyas familias se encontraban en una situación de penuria por ser huérfanas de un combatiente republicano, pasaran por su casa tras la clase para llevar alimentos a sus domicilios, según recuerda Agustín Antuña, grupista vinculado durante años al Comité Olímpico Español.

Nieves Areces con su marido, Vicente Álvarez Aneas, y dos de sus hijos.

Nieves Areces con su marido, Vicente Álvarez Aneas, y dos de sus hijos.

Con un carácter muy abierto y después de haber hecho vida de barrio durante décadas en La Arena, hasta hace no mucho acudían a visitarla algunos de sus antiguos alumnos. Nacida un 27 de junio de 1912 en Olloniego (Oviedo), en una casa familiar levantada en el siglo XVIII, se mantuvo en buen estado hasta hace un año, cuando su salud comenzó a flaquear.

Nieves Areces era la tercera de tres hermanos. Se quedó huérfana de madre a los 9 años y perdió a su padre en plena Guerra Civil. Obtuvo el título de maestra nacional en 1932, con 19. Su primer destino fue La Cerezal, en San Martín del Rey Aurelio, y su primer sueldo, en 1935, ascendió a 300 pesetas. En la cuenca del Nalón estuvo como interina durante casi tres años hasta que sacó la oposición de magisterio y obtuvo plaza en la escuela de El Aguilar (Mieres, en el Alto del Padrún, donde ejerció en 1938).

Nieves Areces en una imagen de los últimos años.

En aquella escuela rural no sólo encontró un trabajo, sino también el amor de su vida, Vicente Álvarez Aneas, uno de los guardias civiles que cada día lectivo tenían que escoltarla hasta llegar a la escuela. Ya casados, él fue trasladado a Gijón y ella, como consorte, pudo venir también a trabajar a la ciudad, en la escuela más próxima al cuartel.

Una escuela que estuvo en varios emplazamientos próximos hasta que en 1958 se ubicó en el edificio que hoy es el colegio Los Campos. En ella ejerció hasta 1980, cuando se jubiló con 68 años. Conservaba cajas repletas de estampillas de sus alumnos cuando cumplían la primera comunión. La escuela, junto a la familia, eran sus grandes compromisos. Tres de sus cuatro hijos tuvieron en algún momento de sus vidas relación con la enseñanza; Mari Nieves como maestra, Vicente en secundaria y la universidad y Miguel Ángel también con universitarios. No así su cuarta hija, Carmen.

Nieves Areces

Hasta los 106, Nieves Areces Vázquez no dejó de celebrar ningún cumpleaños rodeada de los suyos, siempre con su sonrisa. Sus hijos le dieron cuatro nietos y tres bisnietos. Sus restos mortales serán incinerados en la intimidad familiar en el Tanatorio de Cabueñes. Su recuerdo queda entre quienes la admiraron como mujer de valores férreos.