El concepto de desguace de un barco se asimila comúnmente al de achatarramiento. No es lo que piensa el estudio de arquitectura “Shinslab Architecture”, con sedes en Francia y Corea y una de cuyas líneas de trabajo es emplear partes de viejos buques en sus obras, incrementando el valor que ese material tenía cuando navegaba. Así lo explican los arquitectos Hyung-Chul Shin y Javier García González, que se encuentran estos días en Gijón supervisando la precisión del corte las instalaciones de DDR Vessels en El Musel, en 52 piezas de la proa del “Aquila Explorer”, que se van a convertir en la torre y en parte posterior de una iglesia presbiteriana cerca de Seúl, como avanzó LA NUEVA ESPAÑA. Se trata de piezas de 1,8 por 12 metros, dimensiones elegidas para que puedan enviarse en contenedor a la capital surcoreana. No sólo es la chapa del casco, sino la estructura, incluyendo las cuadernas. En total, 32 metros del barco.

La iglesia va a estar en una nueva ciudad que se está levantando en Incheon, una isla en la que está el aeropuerto internacional de Seúl, explican los arquitectos, que señalan que “un barco, por su escala, tiene cualidades arquitectónicas”, a lo que se une que se trata de algo que “ha viajado, ha vivido y por lo tanto tiene un aura detrás”, que le confiere un carácter especial. El estudio de arquitectura estuvo buscando un navío adecuado para su proyecto entre los 24 centros de reciclaje de barcos que cumplen la rigurosa normativa medioambiental europea y lo encontró en DDR Vessels. Descartaron los desguaces que hay en países como India, Bangladesh o Pakistán en los no se respeta el medio ambiente y el trabajo es precario.

Cúpula en Seúl