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Lorena Valdés, la primera mujer que lidera unas oposiciones de Emtusa

"Mereció la pena el estudio”, afirma la mujer, que cambiará su mesa de contable en una empresa de Siero por el volante de un autobús en Gijón

Lorena Valdés, con la tarta en forma de autobús de Emtusa que le dieron ayer sus compañeros de trabajo en Siero.

Lorena Valdés es una conductora de división de honor. Literalmente. A sus 43 años se ha convertido en la primera mujer que queda “número uno” en unas oposiciones de Emtusa. Gracias a su habilidad al volante (y a su sacrificio a la hora de hincar los codos) cambiará su mesa de contable en una empresa de Siero por el volante de un autobús en Gijón. “Todo el trabajo ha merecido la pena”, asegura, emocionada.

Natural de La Camocha, los dos últimos años los pasado de casa al trabajo y del trabajo a casa. Tras 20 años como empleada en la misma empresa, decidió dar un volantazo a su vida y compaginar el estudio de las duras oposiciones con su labor de siempre, lo que le obligó a rentabilizar al máximo su tiempo. Tuvo que tirar de despertador y levantarse cada día a las seis de la mañana para estudiar. Se esforzó tanto que hasta en sus ratos libres en su empleo los invertía en aumentar sus conocimientos. Ella lo resume así: “Llevo casi dos años sin vida. No saqué ni la ropa de verano esta vez”.

Para acceder a Emtusa tuvo que pasar por dos pruebas, una teórica y otra práctica. La primera son tres exámenes en uno. A saber: un test de personalidad, una prueba psicotécnica y otra teórica donde las preguntas van desde mecánica hasta el callejero de Gijón. En esa primera convocatoria, Lorena Valdés logró una meritoria vigésimoprimera plaza de 120 opositores, lo que le permitió avanzar a la siguiente fase. O sea, al examen práctico.

Demostró gran pericia al volante. Y eso que hasta que decidió presentarse a las oposiciones jamás había conducido un vehículo de grandes dimensiones. Esa prueba práctica se evalúa sobre cien puntos y ella obtuvo 97, que sumados a su buen hacer en la evaluación teórica, la auparon hasta la primera plaza de las oposiciones. Un logro con mérito doble porque es la primera mujer que queda por delante de todos los demás aspirantes. “Da mucho orgullo. Fue un subidón tremendo. Las mujeres al poder”, afirma, entre risas.

Aún no tiene fecha fija para incorporarse a su nuevo puesto de trabajo. En teoría, deberá subirse a su primer autobús en enero. Su cometido será dar relevo a los conductores más veteranos, por lo que no tendrá una línea fija asignada. A la pregunta de si está nerviosa por el giro radical que ha pegado a su vida, dice que “no”. Pero matiza: “Ya veremos cuando nos subamos”.

Aunque llevó con discreción sus oposiciones, en la empresa donde trabaja en Siero, se han enterado de su éxito. Y a pesar de que necesitarán una nueva contable, sus compañeros la despidieron ayer con una sonrisa en los labios y una tarta con un autobús de Emtusa. Un adiós dulce, del que no quedaron ni las migas, para una conductora de primera.

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