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la figura de la semana josé enrique plaza martínez Presidente electo del Santa Olaya

La figura de la semana: José Enrique Plaza, del banquillo a la piscina del Santa Olaya

Funcionario regional, es persistente, educado y un habilidoso guitarrista que carece de redes sociales y entrenó en el Estudiantes de Somió hace dos años

José Enrique Plaza

Serio, persistente, estricto y hasta cuadriculado, “casi alemán”. Así describen los que le conocen a José Enrique Plaza, el flamante presidente electo del Club Natación Santa Olaya. Funcionario del Principado en la Dirección General de Pesca, la natación ocupa gran parte de su vida, pero no toda. Apasionado de la música, es un habilidoso guitarrista que ha hecho sus pinitos también en los banquillos del fútbol gijonés modesto, en concreto, en el del Estudiantes de Somió. Aficionado al deporte, adora salir a caminar por el monte y dicen de él que su capacidad atlética le convierte en un nadador tenaz, capaz de surcar a nado el Cantábrico con travesías a braza en Poniente y El Arbeyal.

Plaza es socio del Santa Olaya desde hace más de 30 años. Desde hace una semana puede decir que es el decimosegundo presidente del club tras imponerse en las elecciones a José Antonio Viesca en las que fueron las votaciones más participativas de la última década. Ocupar un puesto de responsabilidad en los despachos del camino del Lucero no es nuevo para él. Ya fue directivo del Santa Olaya en los años de Jenaro Prendes como presidente, como responsable de actividades subacuáticas entre 1997 y 2001.

Prendes destaca de Plaza su seriedad y su capacidad de gestión que liga a su puesto profesional. “Es una persona estricta, con muchísima experiencia”, asegura el exmandatorio, que vivió una de las etapas más agitadas del Santa Olaya. Otra figura muy destacada del “olayismo”, que prefiere preservar su anonimato, también alaba la capacidad del nuevo líder de la entidad. “Es cuadriculado. Si hay una coma, es una coma. No un punto”, comenta esta persona.

A sus 54 años, el aterrizaje de José Enrique Plaza en el Santa Olaya se produjo por empeño personal. Reservó parte de su primer sueldo como funcionario para pagar su carnet al poco de terminar el servicio militar en Burgos. Gijonés, de La Calzada de “toda la vida”, estudió en el Instituto Padre Feijoo. Ya de aquella, había posado sus ojos en el club de sus amores, mucho antes de formar parte de él. Solía acudir con sus amigos en las jornadas de puertas abiertas a ver competiciones deportivas.

José Enrique Plaza.

Plaza destaca por ser un avezado nadador, que perfeccionó su técnica en el Oly. Su primera monitora fue Liliana Tuero, la hermana del concejal de Deportes, José Ramón Tuero. “Le recuerdo muy rubio, con los ojos claros, gorro y gafas oscuras”, cuenta la instructora, que guarda un grato recuerdo del ahora presidente. “Era voluntarioso, muy tenaz. En los cursillos había un ambiente muy amable. Lo que recuerdo es que era educado, pero a la vez muy serio. No paraba hasta aprender correctamente. Diría que era muy voluntarioso”, explica.

La segunda profesora que tuvo Plaza dentro del Santa Olaya fue Noelia García, que ahora será su vicepresidenta una vez se formalice la nueva junta directiva en la asamblea ordinaria de febrero. El nuevo presidente llegó a formar parte del equipo máster, es decir, la escuadra de veteranos con la que llegó a competir. A pesar del nombre, cuentan los que saben que es uno de los estamentos más competitivos de la entidad y una de las facetas que Plaza quiere reforzar. Su capacidad atlética es digna de mención. Sus allegados señalan que tienen una gran resistencia, lo que le convierte en un tenaz nadador de aguas abiertas. Era habitual de las travesías entre la playa de Poniente y la del Arbeyal.

Y es que el deporte es un aspecto fundamental de la vida del líder olayista. El fútbol le ha quitado horas de sueño. Además de seguidor del Sporting, se sentó en banquillos del fútbol modesto gijonés. Su última experiencia con la pizarra fue en el campo de San Julián al frente del Club de Fútbol Estudiantes de Somió, el histórico “Estu”. Fue entrenador del equipo juvenil de Liga Nacional (la segunda categoría más alta) en la temporada 2016-2017 y al curso siguiente tomó las riendas del conjunto senior, en Segunda Regional.

Deportivamente, no fue un año para enmarcar porque el “Estu” quedó penúltimo, aunque el club se alzó con el trofeo al juego limpio. Plaza dejó huella en la escuadra verdinegra. Lo explica José Emilio Diez, “Chomy”, el capitán del equipo con 14 años. “Futbolísticamente y el trato que nos dispensó le convierten en el mejor entrenador que tuve”, asegura el mediocentro. Diez tiene el recuerdo del último partido de la temporada, cuando un compañero de equipo casi se lleva una tarjeta por protestar, lo que habría hecho peligrar el título al “fair play”. “Se enfadó mucho, porque es muy perfeccionista”, asevera.

Plaza es celoso con su vida privada. De hecho, no tiene redes sociales. Está casado y tiene un hijo que reside en Alemania. En su ratos libres disfruta de dar largos paseos al aire libre con su grupo de montaña. La música es otra de sus pasiones. No será Jimi Hendrix, pero no se le da nada mal la guitarra eléctrica, un instrumento que toca con soltura. Dicen sus cercanos que adora a Bruce Springsteen, aunque su grupo favorito son los mexicanos de “Maná”.

Aficionado a los viajes, se maneja fluidamente en inglés y en francés. Su don para la comunicación será importante a la hora de reverdecer los laureles del Santa Olaya, un club que ha perdido 700 socios, muchos por la pandemia. Plaza afronta cuatro años muy decisivos para la historia del club, con la ampliación y la posible compra de los terrenos a la Autoridad Portuaria. Para pilotar con éxito la misión deberá conjugar su faceta de entrenador, para trabajar en equipo con su junta directiva, con lo mejor de su personalidad seria y comprometida, como si de un solo de guitarra se tratara.

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