“¡Qué bien huele!”. Teo Hengesbach, de 6 años y Alejandro Espolita, de 9, ya comenzaban a salivar por los dulces navideños que iban a preparar antes incluso de comenzar su cocinado. Azúcar, harina, huevos y mucha ilusión fueron los ingredientes principales de los “cakepops” que ayer elaboraron en el último taller infantil navideño del Grupo Covadonga, que ayer volvió a recibir a los Reyes Magos.

“De mayor quiero ser chocolatero, porque me encanta el chocolate”, aseguraba rotundo Espolita mientras comenzaba a elaborar la masa, mezclando huevos y harina. El siguiente paso corrió de la mano de Hengesbach, experto pastelero a su corta edad. “El lunes hice un roscón de Reyes en casa”, presume el pequeño, “lo vamos a llevar a casa de la abuela para comerlo con toda la familia, unos en persona y, mis primos de Alemania, por videollamada”. Por ello, cocinando ayer en las instalaciones grupistas enfatizaba que “me siento como en casa”.