La antigua casa señorial del marqués de Tremañes, también conocida como Quinta la Torre, un espacio de 60.000 metros cuadrados junto al poblado de Santa Bárbara, protegido por el catálogo urbanístico municipal, se encuentra en un estado de abandono que ha llevado a los grupos municipales del PP y Ciudadanos a preguntar al gobierno local de Gijón qué medidas prevén tomar al respecto. A ambos grupos de la oposición han llegado quejas de gijoneses sobre la situación en la que se encuentra la casona, la capilla, los jardines y el muro perimetral que integran este espacio protegido.

En 2011 se había barajado su entrega al Ayuntamiento por parte de las ocho empresas constructoras que habían adquirido la Quinta la Torre, a cambio de aumentar la edificabilidad en otros desarrollos urbanísticos que tenían en Nuevo Gijón, el Cerillero y Contrueces y a los que esta finca estaba vinculada en el PGO vigente por entonces como sistemas generales.

La finca se encuentra en el camino de la Torre, cerca de los campos de fútbol del Mortero. La construcción de la casa señorial data de mediados del siglo XVIII y es parte del paisaje que contemplan quienes recorren la vía verde de La Camocha.

PP y Ciudadanos se interesarán en la comisión municipal de Urbanismo, que se celebrará hoy, por las medidas que prevé adoptar el Ayuntamiento en el caso de que los propietarios sigan sin realizar los trabajos para una adecuada conservación de este espacio protegido por el catálogo urbanístico municipal.

Ciudadanos exige saber si se ha instado a los propietarios a que cumplan con el deber de conservación conforme a la normativa urbanística, mientras que el PP da un paso más allá y preguntará al gobierno si prevé proceder con la ejecución subsidiaria forzosa de las labores necesarias para la conservación, salubridad, ornato y seguridad de ese espacio.

Además, la formación naranja también se interesa por la posibilidad de permuta con de este espacio con las empresas constructoras propietarias, tal como ya se había planteado hace una década.

La finca había sido comprada por a los herederos del marqués por Nemesia Ortiz de la Torre –apellido que le da nombre– y Antonio González Vigil y los herederos de la hija de ambos fueron quienes la vendieron a mediados de la década de los 2000 a los constructores. A la asociación vecinal de Santa Bárbara no le han llegado quejas por el estado de la finca.